Dos de las playas más populares de la comarca, Miño y Gandarío, encaran el verano en horas bajas. La concentración de bacterias en el arenal de Bergondo obliga a desaconsejar el baño y en Miño, la insuficiencia de socorristas amenaza con llevarse hoy uno de los bienes más preciados del concello, la bandera azul, que este verano cumpliría treinta años en la costa miñesa.

La Praia Grande de Miño, que cada verano desbordan vecinos de la comarca y visitantes llegados hasta de fuera de Galicia, podría quedarse este año el máximo reconocimiento a la calidad del arenal y sus servicios por no contar con los socorristas previstos. El pasado viernes, Miño agotó el plazo concedido por la entidad que concede las banderas azules, la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (Adeac), con solo tres socorristas de los trece que debería haber contratado para sus arenales según la propuesta remitida al ente privado. Adeac advirtió de que hoy notificaría que debe renunciar a la bandera azul si no se cubrían las plazas de vigilantes previstas. "Lo siento infinitamente, hemos hecho todo lo posible pero desgraciadamente no lo hemos conseguido", lamentó el concejal de Personal, Agustín Andrés, quien confía en ganar una nueva prórroga e incorporar más socorristas esta semana y lamenta que solo tres de los 57 remitidos por el Inem se presentaran a las pruebas físicas.

Gandarío vuelve a lucir el cartel que desaconseja el baño por mala calidad del agua, junto a otro que, sin embargo, garantiza calidad "excelente". La elevada concentración de bacterias vuelve a superar los límites marcados para considerar el agua apta para bañistas. El arenal ya había sufrido en los últimos años la mala calificación de sus aguas por altos niveles de E-Coli. El Concello confía en solucionar los problemas de bacterias con la entrada en funcionamiento de la depuradora.