La Cofradía de Pescadores cuenta ya con la autorización de la Xunta para recuperar tres parques marisqueros de la ría de O Burgo. Su concesión ya no está en vigor, por lo que los mariscadores del pósito podrán regenerarlo y faenar en ellos. La más grande de las parcelas se encuentra a la altura de la urbanización A Ría, junto al paseo marítimo de Culleredo, mientras que los otros dos están situados al pie del hospital Materno Infantil.

Los trabajadores prevén que, entre septiembre y octubre, podrán empezar las labores de limpieza, que consisten en la retirada del mejillón que ha crecido durante estos años sin control en estos bancos, también de todos los restos que los vecinos han depositado, como "carros de la compra, ruedas y electrodomésticos", para, después, mover el sustrato para airearlo, según explica el portavoz de la Agrupación de Mariscadores de a Pie de la ría de O Burgo, Manuel Baldomir.

Tras estas actuaciones, los miembros de la Cofradía tendrán que hacer frente a la siembra y, a partir de ahí, esperar a que el marisco crezca, antes de poder faenar.

Baldomir apunta a que la puesta en marcha de estos tres parques podría suponer un incremento de unas trece jornadas al año en el plan de explotación que cada uno de los mariscadores -aproximadamente medio centenar- tiene en el estuario. Durante este año, el sector cuenta con un plan de trabajo de aproximadamente 120 días, a los que, con el paso del tiempo, ya que se necesita un año y medio para que la semilla alcance el tamaño necesario para ser comercializado su producto, se podrían sumar los trece de los tres parques recuperados.

Sobre las causas de la mortandad que afecta a la almeja fina en la ría de O Burgo actualmente, los mariscadores todavía no saben nada. "Mandamos las muestras al Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño de Galicia (Intecmar), las están estudiando, pero es un proceso largo", comenta Baldomir. Los mariscadores que faenan en la ría de O Burgo han sufrido varias interrupciones en su trabajo, sobre todo durante el año pasado y en este primer semestre de 2016, por los cierres ejecutados por los altos niveles de hidrocarburos y también por las toxinas.