"El proyecto es una opción estupenda, pero probablemente terminaría en fracaso ya que el pequeño comercio necesita cambios profundos al no ser rentable. No sería justo que entrase a trabajar gente joven en unos negocios que no rinden y que ocasionan problemas sin medidas para cambiar esta situación. El Ayuntamiento debería dar ayudas a estos locales

y promocionarlos a través de publicidad, tratando de mentalizar a la gente de los beneficios que les puede proporcionar comprar en ellos. Hay que destacar que, entre las ventajas que generan la presencia de estos negocios, se debe remarcar su función de vigilantes gratuitos, que ayuda a que haya una menor inseguridad y que las calles estén más iluminadas, permitiendo que haya más vida y garantizar un barrio más seguro que invite a la gente a salir de casa. La gente aguanta con intención de llegar hasta la jubilación a pesar de que sus negocios ya no sean rentables para poder cobrar una pensión mayor posteriormente. Los sueldos son más bien bajos y esto es otra cosa que se debería intentar cambiar para que el recambio generacional tenga éxito. El declive de los pequeños comercios ha venido de la mano del auge de los grandes centros comerciales y de la expansión de grandes empresas que, apoyados por una fuerte publicidad a su favor, sitúan el dinero y la búsqueda de lo más barato como los objetivos principales del mercado, alejando a la gente de los pequeños comercios".