Lubián es pintor desde los tres años y escultor desde los seis. Su vocación le trae a la feria para "acercar el arte a la gente, no para vender. La feria es un escaparate, a la ciudad le gusta el arte". Afirma que los tiempos imposibilitan la venta de arte, pero que es una forma de darse a conocer. Sus obras están siempre policromadas.