El Tribunal Supremo rebajó en dos años de cárcel -de nueve a siete- la pena al hombre que prendió fuego al presidente de la comunidad de su edificio del Barrio de las Flores en septiembre de 2014. El procesado fue sentenciado en diciembre de 2015 a nueve años de prisión por cometer un delito de intento de asesinato, pero la Audiencia Provincial no tuvo en cuenta la atenuante de reparación del daño que ahora aprecia el Supremo. El alto tribunal subraya que merece la rebaja de la condena porque consignó 10.000 euros antes del juicio para hacer frente a posibles indemnizaciones. La Audiencia, según la nueva sentencia, no consideró que la capacidad económica del procesado le impedía hacer un ingreso mayor, ya que entró en prisión el día de los hechos, estaba obligado a pagar la pensión alimenticia a su hijo y tenía que hacer frente a diversos embargos. "No resulta claro que la aportación del recurrente pueda considerarse banal a tenor de sus medios", justifica el Supremo en la sentencia en la que estima la demanda del imputado.

El alto tribunal desestima el resto de demandas del recurrente, que se mostró disconforme con el fallo que considera probado que pretendía "dar un escarmiento" a su vecino, con quien había discutido unas horas antes por unas obras que se iban a realizar en el inmueble del Barrio de las Flores.

La víctima, según la sentencia, decidió "de una forma tajante" dar por finalizada la conversación con el procesado, quien acudió a comisaría, a la Casa del Mar y al juzgado de guardia, que estaba cerrado, para contar el incidente que había tenido con el presidente de su comunidad. Al encontrarse el juzgado cerrado llamó a la sala de la Policía Local para informar de que necesitaba medicación. Una ambulancia del 061 lo trasladó al hospital, pero decidió abandonar el centro antes de ser examinado. Entonces, tal y como admitió en el juicio, se dirigió a pie hasta una gasolinera cercana, donde compró un bidón con unos tres litros de gasolina y un mechero. El acusado reconoció que al llegar al edificio timbró en el telefonillo de su vecino insistentemente y que el afectado intentó tranquilizarlo, pero declaró que su voz le "crispaba" y que "estalló" cuando le comunicó que había alertado a la policía.

"Tiré para arriba, subí como un cohete. Pensé: 'Este no se queda sin escarmiento", señaló en el juicio. Al llegar al descansillo del piso del presidente de su comunidad, roció el rellano con gasolina. La víctima, al escuchar que alguien subía por las escaleras, abrió la puerta, resbaló con la gasolina y se cayó al suelo. Fue entonces cuando el condenado le prendió fuego al combustible. El afectado sufrió quemaduras en el 15% del cuerpo.