Más que actores por un día son combatientes, médicos, enfermeras... son soldados que luchan en un bando que no les pertenece ni por edad ni por lugar de nacimiento, pero que utilizan como bandera para no olvidar el pasado y para tener presentes los errores cometidos. El festival Ariete, que se celebra cada agosto en A Coruña, se despidió ayer con la recreación de la batalla de Iwo Jima, en la interpretación de la película Banderas de nuestros padres, de Clint Eastwood. El monte de San Pedro se convirtió en un campo de guerra, en el que se enfrentaron japoneses y americanos. En el caso de uno de ellos, Hirokik Nakazato, era cierto, ya que se desplazó desde Japón a A Coruña para participar en este certamen.