"La experiencia que he adquirido en el buque Santa María Manuela ha sido muy gratificante en todos los sentidos. En el barco, si quieres aprender, aprendes, pero todo depende de la actitud con la que afrontes el reto porque hay gente que no se esfuerza y cuando termina el trayecto no ha aprendido absolutamente nada. Mientras estás embarcado conoces a mucha gente de diferentes nacionalidades con la que puedes practicar idiomas y haces nuevas amistades. Entre mis momentos favoritos tengo que destacar la salida de Cádiz, que me pareció impresionante, y un concierto de rock que hicimos algunos miembros de la tripulación en Aveiro. Por otro lado, también me llevo el recuerdo del desafío que supone atravesar Finisterre y la cantidad de cosas que se pueden aprender del mar".