Las subastas públicas de bienes embargados para satisfacer las deudas con los acreedores no tienen muchas posibilidades de éxito. Entre las últimas concluidas en A Coruña, menos de la mitad tuvieron ofertas y solo cuatro de ellas fueron al alza. La tendencia es que las pujas de grandes bienes, como terrenos urbanizables con tasaciones por encima de los dos millones, queden desiertas. Además de la falta de inversión por la crisis, el desconocimiento o recelo por parte de los pequeños compradores y las tasaciones desequilibradas respecto a lo que se está moviendo en el mercado actual son algunas de las causas apuntadas por especialistas del sector inmobiliario y legal.

"En general, existe cierto desconocimiento del público", explica la vicepresidenta del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de A Coruña, Patricia Vérez, que analiza que, además de no tener suficiente publicidad, los pequeños compradores recelan de los trámites. "Por una parte se desconocen los pasos para participar y por otra no suele ser un tema atractivo para quien quiera comprar", considera Vérez, "no se fían, la gente es más reacia a este tipo de compra que a acudir directamente a negociar con el propietario".

Eso, a pesar de que los trámites tampoco son excesivamente complicados y la información se puede obtener "sin problema" en el juzgado que instruye el proceso. "Pero en general, le echa para atrás, desconfían", insiste.

Sobre la desinformación relata que, en ocasiones, son los propios vecinos de los inmuebles embargados los que se postulan como compradores al enterarse de forma directa de la situación. Vérez añade también que muchas veces ni los bienes subastados ni sus precios resultan atractivos. "No es lo mismo una plaza de garaje en una localidad pequeña que un piso en el centro", destaca. En cuanto los precios fijados por el juzgado, "hay de todo".

Los mayores desajustes de cantidades se registran en los pisos de los bancos. "Tienen unos precios elevados porque salen a subasta con el precio de tasación de la hipoteca, suelen ser pisos embargados hace años por impagos y son hipotecas de entonces", razona la representante de los agentes de la propiedad inmobiliaria sobre todas aquellas pujas que quedan desiertas.

Respecto a las grandes subastas, son los fondos de inversión los que acuden a pescar, algo que prácticamente inédito en el mercado coruñés. Por ejemplo, los juzgados de la ciudad no han registrado ofertas por el aparcamiento de Salgado Torres, con un precio de salida de 3,97 millones de euros, ni por una parcela de Elviña de 9,73 -la más alta de los últimos tiempo- ni otras en el parque de Eirís, de 4,5 millones, y San Cristóbal das Viñas, de 2,32 millones de euros.

El presidente del Colegio Oficial de Abogados de A Coruña, Augusto Pérez-Cepeda, liga estas subastas desiertas, fundamentalmente, a una cuestión económica. Explica que son los magistrados los que fijan tanto las condiciones del proceso de concurrencia pública como la tasación y que es muy extraño que esta reciba algún recurso. Actualmente, "en el mercado no se están pagando los precios de las tasaciones" que se están proponiendo en estas subastas de bienes embargados.

De hecho, la mayoría de ofertas presentadas son a la baja. Es el caso de un local comercial en San Andrés, el más oneroso de los bienes con subastas ya cerradas a exposición pública en el Boletín Oficial del Estado. El juez lo tasó en 561.009 euros y la puja máxima fue de 219.897 euros. Estos 27 bienes subastados sumaban un total de 31.266.482 euros. Las ofertas por ellos, también en conjunto, apenas superaron el millón de euros (1.065.021). Trece recibieron ofertas, cuatro al alza. Sí hubo ofertas para adquirir pisos de gama media o baja, en barrios como Sagrada Familia y O Birloque.