Un año y un mes después de las elecciones municipales, la cita con las urnas del 26 de junio para escoger a los representantes en el Congreso y el Senado puede servir como termómetro del ambiente que se respira en la política local. Una repetición de los resultados del 26-J en A Coruña introduciría cambios sustanciales en la correlación de fuerzas actual de María Pita, si bien mantendría un escenario sin mayorías absolutas.

El principal perjudicado, de acuerdo con la trasposición de voto, sería la Marea Atlántica, que caería de los diez a los ocho concejales. Aunque el número de votos recibido se mantiene prácticamente idéntico entre estas generales y aquellas municipales -En Marea, apoyado por Marea, logró 37.446 votos mientras que en mayo de 2015 se alcanzaron los 36.842-, el aumento de apoyos al PP rebajaría el peso de los de Xulio Ferreiro en la Corporación.

Los populares y los socialistas mantendrían sus 10 y 6 ediles respectivamente, mientras que los nacionalistas del BNG quedarían fuera del Concello y muy lejos de poder entrar. Si el límite legal para lograr un edil en el pleno se encuentra en el 5% de los votos, en estas generales el Bloque retrocedió dos décadas para quedar en un 2,19%.

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El gran beneficiado con este nuevo reparto sería Ciudadanos, que irrumpiría con tres concejales, al haber recibido 14.944 sufragios, un 10,52% del total. El pasado año en mayo, cuando presentaba como candidato a la Alcaldía a Santiago Folla-Cisneros, la candidatura naranja no logró pasar de los 5.830 sufragios (un 4,89% del total).

La pérdida de peso de la Marea Atlántica, sin embargo, no pondría en riesgo el Gobierno del actual alcalde, Xulio Ferreiro, siempre y cuando los socialistas reeditasen su apoyo en la investidura. Ambas formaciones alcanzarían los 14 ediles, más que los 13 que podrían acumular PP y Ciudadanos en caso de que acordasen un pacto de gobierno.

Pese a esta mejora en unas posibles municipales, Ciudadanos no logró el 26 de junio reeditar el diputado por la provincia que había obtenido el 20 de diciembre, entregando el acta provincial al PP, que da entrada en Cortes a Tristana Moraleja, que ocupaba el cuarto puesto de la lista. El partido naranja fue el único que este mes de junio cambió de cabeza de cartel, al destituir la dirección del partido a Antonio Rodríguez y colocar en su lugar al santiagués José Canedo.

Los populares consideran el resultado de En Marea como un "soberano repaso", ya que perdió en la ciudad más de 8.000 votos con respecto a diciembre. En contra de lo que pronosticaban la mayoría de las encuestas, los partidos del bipartidismo salieron fortalecidos de la cita con las urnas. El Partido Popular pasó en solo seis meses de 46.705 a 51.117 votos, casi 15.000 más que en las municipales.

También el PSOE registró un aumento, aunque menos marcado, pasando de 28.927 votos el 20-D a 31.476 el 26-J. En las municipales, su registro se había desplomado a los 21.874 sufragios, convirtiéndose en tercera fuerza en el Consistorio por primera vez desde la reinstauración de la democracia en España.