La exmujer del acusado de haberla violado presuntamente durante casi una década a sus tres hijastras y de haber abusado de la hija que tenían en común en A Baña declaró ayer que no denunció antes porque "dependía de él", ya que la había "anulado como persona y seguía enamorada". La Fiscalía demanda que el sospechoso sea condenado a 67 años de cárcel.

La exmujer del procesado aseguró ante el tribunal de la sección primera de la Audiencia Provincial que sus hijas "le tenían mucho miedo", al igual que ella, pues afirmó que le pegaba "con los puños". Declaró que no pedía auxilio "porque estaba amenazada". La denunciante relató que la situación empezó cuando llegaron a Galicia, pues conoció al imputado en Canarias, de donde ella es originaria, pero en A Baña dice que fue "forzada muchas veces a mantener relaciones sexuales" y también "insultada" con numerosas expresiones. Ante el tribunal sostuvo que a sus hijas "las castigaba, las agarraba por el pelo y les pegaba con una manguera o palos mientras las insultaba", pero seguían con él porque no tenían "medios económicos".

"Me casé con él hace tres años cuando me amenazó. La boda fue un día nefasto. Seguía enamorada, me anuló como persona, dependía de él", apuntó, y reconoció que fue a verlo a prisión, pero "para saber que estaba ahí".

La hermana de la mujer, que acudió al juicio desde Canarias como testigo por parte del procesado para "decir la verdad y que se haga justicia", defendió que él "es una buena persona" mientras que su hermana "es una mala persona" que, además, influye mucho en sus hijas. "Él nunca les pegaba ni les gritaba, se llevaba bien con las niñas, no me creo que las haya violado. Creo que mi hermana es capaz de presentar una denuncia falsa por violencia de género y violación porque ya lo hizo", subrayó.

La expareja de la exmujer del imputado, padre de una de sus hijas, testificó que la pequeña le dijo que el encausado "la había violado o que había intentado violarla", pero no quiso abundar en detalles. Así, relató lo ocurrido en la década de 1990, cuando su expareja y ahora supuesta víctima llevó a la hija que tenían en común "al hospital diciendo que supuestamente había abusado de ella". Él fue detenido, pero el caso acabó archivado.

Durante la sesión también declaró una psicóloga de Negreira a quien las niñas dijeron que habían sido víctimas de abusos durante un tiempo prolongado y una vecina de A Baña, que comentó que de puertas para fuera el procesado era "buena persona, buena gente y buen vecino".

Los últimos turnos de la sesión de ayer fueron para los peritos, entre los que declaró una terapeuta de violencia de género que trató a dos de las niñas y que sostuvo que tienen una "sintomatología compatible con una situación de maltrato y de abuso sexual"

"Como terapeuta no valoro la credibilidad, doy por creíble. Todo lo que he podido trabajar está relacionado con situaciones de abuso sexual, maltrato físico y agotamiento físico. Las encontré deshechas psicológicamente", apuntó. La testigo señaló que son "unas mujeres fuertes que están saliendo adelante, que todavía están muy dañadas" y mantuvo que es imposible que mientan. "Cuando trabajo con el trauma no me pueden engañar. El bloqueo o las reacciones, eso no lo puede inventar nadie", concluyó ante el tribunal. La vista, que comenzó el martes en la sección primera de la Audiencia Provincial, está previsto que concluya hoy con los informes de las acusaciones y del abogado defensor.