"Lo recuerdo como si fuese ayer, algo así nunca se olvida porque causaba pánico, fue acojonante, terrible", describe Ramón Pérez Basich, representante de los vecinos de O Portiño, cuando se cumplen veinte años del derrumbe del vertedero de Bens. Entonces en la zona vivían 300 familias. "Cuando me enteré estaba trabajando, dejé todo y me fui para allí. Me puse muy nervioso, lo pasé fatal hasta que vi a mi familia", cuenta.

Faltaban pocos minutos para las diez de la mañana del 10 de septiembre de 2006 cuando se desplomaron 200.000 metros cúbicos de basura. La avalancha ocupó medio kilómetro, llegó hasta el espigón de O Portiño, y sepultó a Joaquín Serantes, de 58 años, que limpiaba su coche en un arroyo.

"Coincidió que el pobre hombre estaba allí. No era del barrio, pero lo conocíamos porque iba a lavar el coche", lamenta Basich, todavía indignado porque el Gobierno dirigido por Francisco Vázquez no asumiese la responsabilidad que asegura que tenía. "El Ayuntamiento recibió muchos avisos de la empresa diciéndoles que eso iba a caer, que había un gran peligro de desprendimiento. Jugaron con nuestras vidas", recalca, al tiempo que asevera: "Fue un desastre que le salió gratuito al señor Vázquez".

La entonces concejal de Servicios Sociales, Marián Ferreiro, se sorprende de que hayan pasado veinte años. Inauguraba un congreso cuando la interrumpieron. "Dejé todo y me fui para allá. Me impresionó muchísimo. Paco ya había hablado con el rey de los gitanos y le dijo que no había problema, pero cuando llegué yo sí que había, no se querían ir de allí", rememora Ferreiro, quien asegura que vivió "momentos muy violentos". Así, relata que en una ocasión los vecinos de O Portiño quisieron "abalanzarse" sobre su coche. "Yo tenía las cosas muy claras y fui clara desde el primer momento, pero me dieron mucha guerra. Quisieron aprovechar las circunstancias para conseguir viviendas", afirma, al tiempo que destaca que "lo más grave" fue el fallecimiento de Joaquín Serantes.

Las diferencias entre la exedil y los residentes en la zona continúan tras veinte años. Para Basich la actuación del Gobierno municipal fue "terrible". Así, recuerda que los realojaron en un pabellón deportivo, donde sostiene que sufrieron "humillaciones" porque les cortaron la luz y los alimentaban "mal". La exconcejal socialista señala que los vecinos se negaban a volver a sus casas "cuando ya no había peligro" y que desconfiaban del Ayuntamiento. "Pensaban que les engañábamos, primero no querían regresar por peligro de derrumbe y luego por la contaminación. Hicimos mediciones y todo", indica.

Tras el desplome del vertedero de Bens Francisco Vázquez optó por desvincularse de la política de incineración de basura del Gobierno autonómico y apostó por crear la planta de reciclaje y compostaje de residuos de Nostián, que fue inaugurada en enero de 2002. La creación de las instalaciones costó a las arcas públicas 46,9 millones de euros.