Hace un decenio los ayuntamientos de A Coruña y Culleredo aparcaban sus diferencias sobre la prolongación de la pista de Alvedro, que fue inaugurada en junio de 2015, y escenificaban un acuerdo sobre la iniciativa. Así, los alcaldes Javier Losada y Julio Sacristán anunciaban que pactarían el proyecto, cuya redacción y construcción era competencia del Ministerio de Fomento. Los regidores municipales sostenían que la ampliación de la infraestructura aeroportuaria se ceñiría al plan director de Alvedro y "a las necesidades urbanísticas" de Culleredo.

El acuerdo entre los dos concellos fue efímero. Durante la tramitación del proyecto se sucedieron las quejas lideradas por los vecinos del Concello de Culleredo contra la ampliación de la pista y las protestas por el precio de las expropiaciones fijadas por Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA). De hecho, en 2011, más de un centenar de residentes en el municipio, con Sacristán a la cabeza, trataron de boicotear a los técnicos encargados del levantamiento de actas para la ocupación de las fincas afectadas por la ampliación.

Frente a las críticas vertidas desde el área metropolitana contra las obras, el Ayuntamiento de A Coruña, dirigido por Javier Losada, mostraba su "satisfacción" y agradecía el "respaldo" del Ministerio de Fomento a Alvedro, "una infraestructura fundamental para el desarrollo de la ciudad". Atrás quedaba el apretón de manos entre los dos regidores socialistas, quienes confiaban en septiembre de 2006 en alcanzar acuerdos para el desarrollo del plan de prolongación de la pista.

La ampliación de la infraestructura en 400 metros, hasta los 2,34 kilómetros, en la cabecera 03 -la más alejada de la ría- continúa hoy en día generando polémica. La asociación de vecinos O Noso Burgo denuncia irregularidades en las mediciones de ruido. La agrupación vecinal rechaza tanto las de AENA como las del Concello, que coinciden. La inauguración de la pista, además, causó numerosos desvíos, los más recientes el pasado 25 de agosto, cuando seis aviones con destino Alvedro terminaron operando en Lavacolla, pues el aeropuerto de la ciudad carece del sistema ILS, que ayuda a aterrizar a los pilotos cuando las condiciones meteorológicas son adversas. Tras la ampliación de la pista, la que antes era su cabecera principal, la 21, la más cercana a la ría, se quedó con menos metros para aterrizar que la sur, que no tiene instrumentos para ayudar a los pilotos a tomar tierra.