Los delitos de odio han crecido en los últimos años. Eso afirma Natalia Monje, responsable de comunicación de Ecos do Sur, que trabajan con personas que sufren exclusión social, sobre todo inmigrantes. La portavoz de la asociación explica que al hecho de que hayan aumentado este tipo de delito por xenofobia hay que sumarle el dato de que "A Coruña es la séptima provincia española con más delitos de odio en general, incluyendo por cuestiones de orientación sexual, de religión, y otras".

Víctor Omgbá, presidente de la ONG Equus Zebra, indica por su parte que, tanto en A Coruña como Galicia en general son "una comunidad bastante tranquila" al no haber "mucha confrontación entre los nativos y la población extranjera".

"Yo no he conocido en los veinte años que llevo aquí casos alarmantes y abiertos que pudieran consternar a la población", declara Omgbá, "salvo en casos puntuales, como una vez que nos pintaron una furgoneta, aunque creo que fue más bien una gamberrada porque no se repitió". El presidente de la asociación considera que aquí se ha entendido mejor que en otras comunidades "la problemática de la inmigración y de los refugiados", probablemente "debido a que la gente aquí ha migrado mucho, muchos todavía tienen parientes que están fuera".

El contexto de crisis económica es, para Monje, uno de los causantes de ese crecimiento "leve pero constante". En él, el discurso xenófobo encuentra "su caldo de cultivo idóneo". Otro de los factores que, para Monje, justifican este aumento de delitos de odio es internet. "Nosotros estamos ahora alertando bastante sobre el fenómeno emergente del ciberodio, porque internet es un medio que permite que este tipo de discurso se difunda, se multiplique exponencialmente, llegue a capas de población muy diversas, sin importar ni siquiera la edad, y se difunda además en el total anonimato y sin consecuencias".

Monje afirma que internet es uno de los medios que permite que este tipo de discurso llegue a las "personas sin un criterio o, sin una decisión tomada sobre cuál es su idea ante la inmigración", que son "quienes pueden hacer balancear la actitud de los españoles en cuanto a la convivencia o a la conflictividad social". "Si existe este tipo de comportamiento en una sociedad civilizada como esta, habría que erradicarlo totalmente", afirma Víctor Omgbá.

La supresión de estas prácticas pasa por una actuación eficaz por parte de los cuerpos de seguridad. Monje destaca el proyecto PIPE que ha iniciado la Policía local, que afirma que "seguro que significa un cambio cualitativo", y que demuestra que "hay esa intención desde dentro de los cuerpos policiales de aprender, de reaccionar y de tomar la iniciativa". En este sentido, Omgbá añade que los cuerpos policiales "deberían seguir en la misma línea para que A Coruña pueda dar ejemplo a otras sociedades".