Tras pasar por la vicepresidencia de la Asociación de Empresarios de Pocomaco y con más de 23 años en el polígono, Ricardo Tormo inicia una nueva etapa al frente del colectivo industrial. Su apuesta: el control riguroso de la gestión. Su reto: un edificio social nuevo.

-¿Por dónde pasan ahora sus funciones como presidente?

-Quiero un control total del polígono. Somos 350 comuneros, 350 jefes que me pueden preguntar en cualquier momento en qué se gasta el dinero o por qué pagamos esta nómina a esta persona que trabaja en el polígono. Por tanto, voy a exigir que la gestión sea rigurosa y transparente, que las cosas se hagan adecuadamente porque tengo una responsabilidad sobre 5.000 trabajadores del polígono.

-¿Con el continuismo como apuesta?

-Es la vía a seguir. Antes se hicieron las cosas bien y no hubo queja.

-¿De los últimos cuatro años no hay algún aspecto a corregir o a renovar?

-Hoy en día ofrecer una buena imagen corporativa es muy importante, y eso no importaba tanto hace diez años. Vivimos en un mundo muy dinámico en el que los valores no cambian, pero sí el modo de hacer las cosas. Se harán ajustes, una vuelta de tuerca que no es más que un poco más de control.

-¿Servicios, comunicaciones, captación de empresas? Sea concreto al proponer mejorar algo.

-Usted lo ha dicho. Unos 18.000 vehículos privados entran todos los días en Pocomaco. Somos 5.000 personas las que trabajamos aquí, eso es un pueblo grandecito y tenemos una línea de bus que entra, llega a la rotonda y vuelve a salir, pero el polígono se extiende bastante más allá. Tenemos una sola línea y no todos esos 5.000 trabajadores cogen el bus, pero seguramente lo cogerían más si hubiera un servicio más frecuente o más líneas.

-De disponer líneas de bus hacia Pocomaco hablan todos los gobiernos locales, pero parece que siguen en las mismas.

-Es complicado y nosotros no podemos hacer más que proponer un servicio público sobre el que no tenemos autoridad porque somos un polígono privado. Solo podemos insistir. Con el Concello hablamos del problema hace un mes y ellos saben que es algo que tienen que mejorar. La pelota está en su tejado.

-¿Es mejorable el trato con las administraciones?

-Los contactos con la Diputación, el Concello, la Xunta y todos los organismos oficiales siempre han sido más que cordiales.

-Su antecesor, Rubén Ocampo, opinaba en 2013 que "sobraba" suelo industrial en la ciudad. ¿Se puede decir lo mismo tres años después?

-Tres años después yo percibo más actividad que la que había, aunque seguramente no como la que había en 2005. Remontamos la cuesta, pero nosotros gestionamos el servicio del polígono, poco podemos hacer para incidir en la actividad económica.

-¿Qué factores han incidido en esa remontada?

-A Pocomaco le afectó la crisis y ahora se va saliendo. La demanda de naves reguló los importes de los alquileres. Antes era imposible alquilar una nave de 1.000 metros por menos de 3.000 euros al mes y hoy uno igual vale por 1.200 euros.

-¿La actividad del puerto exterior ha beneficiado al polígono?

-No puedo negar que no lo controlo mucho. El puerto exterior es algo que se está poniendo en marcha y el acceso natural que tenemos a Langosteira, por el polígono de Vío, está completamente cerrado. Así, contenedores y cargas tienen que salir por otro medio.

-¿Qué reto específico se plantea en su cargo?

-La construcción de la tercera ronda nos obligó hace unos años a derribar el edificio social, y ahora queremos construir uno nuevo para dar mayor valor al polígono. Ya se ha propuesto a la directiva y hemos iniciado los trámites para pedir las licencias.