Las áreas municipales de Igualdade e Diversidade y de Emprego e Economía Social trabajan en colaboración con el Foro Galego de Inmigración en un proyecto que pretende ofrecer al colectivo de manteros y vendedores ambulantes de la ciudad una alternativa laboral que suponga una normalización de su actividad y al mismo tiempo de su situación social. La iniciativa comprende la puesta en marcha de itinerarios laborales ideados para que sean seguidos por miembros de este sector, integrado al cien por ciento por población migrante procedente de África, fundamentalmente de Senegal.

Diversas entidades sociales tienen participación en el proyecto a través del Foro Galego de Inmigración, que será el encargado de coordinar la realización de perfiles profesionales que recojan la formación y experiencia laboral de los manteros y vendedores en sus países de origen y la situación actual que viven en la ciudad donde residen. A continuación está previsto que se celebre una reunión con el máximo número de miembros de este colectivo, a la que seguirán a medio plazo actividades de formación e itinerarios ajustados a las necesidades del sector, según explica el portavoz del Foro Galego de Inmigración, Rubén Sánchez.

"Normalizar su situación" y "propiciar su completa integración" a través de una alternativa laboral. Son los objetivos a los que apunta el Concello con el trabajo conjunto que planifica para atender a manteros y vendedores ambulantes, señaló ayer la edil de Igualdade, Rocío Fraga, tras una reunión con representantes del colectivo en el Palacio de María Pita.

La disposición por abandonar unas condiciones de trabajo precarias y reglamentar su situación por parte de quienes venden productos falsificados en las calles, generalmente sobre mantas o sábanas, o adornos, colgantes, bisutería y otros objetos en locales de hostelería es "positiva", advierte Rubén Sánchez. "Vienen al país con pretensión de trabajar. Bien con los papeles en regla o sin los permisos aún concedidos, muchos acuden a la venta del top manta o ambulante porque es lo más fácil o porque en el sector hay mucha gente de su país, pero se les cae el alma a los pies al ver cómo son las condiciones y con recaudaciones en muchos casos de 200 o 250 euros al mes", explica.

Pero los casos con los que se encuentran las entidades sociales que tratan con colectivos de migrantes son variados y casi siempre complicados. Hay manteros que viven en la ciudad pero desarrollan su actividad en la comarca; otros vuelven a este tipo de venta, ante la falta de nuevas oportunidades, después de haber trabajado en una o más etapas en la construcción, la hostelería o el mar; otros ven más complicada una salida mientras no reciben los papeles de residencia y están predestinados a vender en las calles.

Un sector afectado por la actividad de los manteros es el de los comerciantes de la zona céntrica, la zona Obelisco, donde generalmente exhiben sus productos. El presidente del colectivo, Antonio Amor, aplaude la iniciativa puesta en marcha por el Gobierno local para mejorar la situación laboral del sector ambulante y recuerda que solicitó al Concello que abordase el problema de la colocación de los vendedores del top manta ya que defiende una ubicación fija: "No me opongo a lo que venden y no me meto con ellos, pero le gusta menos a vecinos y visitantes. Vemos que no hay necesidad de vender cosas tirado en el suelo".