Una menor relató ayer ante el tribunal de la sección segunda de la Audiencia Provincial los abusos sexuales a los que presuntamente la sometió la pareja de su madre desde que tenía 9 años, entre 2009 y 2014. La niña, que testificó a puerta cerrada y tras una puerta para evitar el contacto visual con el procesado, contó que de madrugada la despertaba y le hacía tocamientos. Mientras, su madre, que sufría una depresión, dormía profundamente como consecuencia de los medicamentos que tomaba. El imputado, para el que la Fiscalía reclama 12 años de prisión, negó los hechos. "Yo nunca la toqué", subrayó, al tiempo que destacó que la niña, tras presentar una primera denuncia, se retractó y, después, volvió a acusarlo de agredirla sexualmente.

La madre de la menor, que tiene reconocida una discapacidad de un 46%, declaró que en un primer momento, tras presentar la denuncia por los abusos, su hija dijo que era "mentira" porque en el juzgado le indicaron que carecía de pruebas suficientes. "Lo llevó muy mal y quiso encontrarlas", declaró la mujer, quien insistió en que la niña "siempre dice la verdad aunque a veces le cuesta contar las cosas". Tras la primera denuncia retirada, la mujer consintió que el sospechoso regresase a la vivienda que compartían en A Coruña, que es propiedad del acusado.

"Muy tranquila no estaba, tenía un lío en la cabeza... Pasó un mes en casa, las pastillas no me dejaban levantarme y algunos días no me las tomaba", respondió a preguntas de la defensa. Además, relató que en una ocasión se despertó y vio salir de madrugada al imputado de la habitación que compartían la víctima y su hermana. "Me dijo que no me preocupase que una de ellas había tenido una pesadilla", indicó. La testigo contó que su otra hija le había comentado que su novio iba por las noches a "hablar" con su hermana.

"Cuando le pregunté por qué me había denunciado me dijo que no sabía", testificó el sospechoso, quien aseveró que desconoce los motivos por los que fue acusado por segunda vez. El representante del Ministerio público, además de una condena de 12 años de cárcel, reclama al tribunal que le imponga el pago de una indemnización de 50.000 euros a la afectada por el daño moral que le causó.

Los psicólogos del Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga) informaron durante el juicio de que no hay "datos contradictorios" en el relato de la menor, que calificaron de "coherente". La niña, según los especialistas, se sentía "mal" y tenía "miedo". Además, les manifestó que los episodios en los que sufrió los abusos "aumentaron en frecuencia e intensidad" con el paso de los años. "Estaba en estado emocional precario, no dejó de llorar", testificaron, al tiempo que puntualizaron que la afectada carecía de "motivación" para presentar una denuncia contra el que era el compañero sentimental de su madre. "El relato es probablemente creíble", concluyeron los expertos en su informe, en el que también indicaron que la niña presentaba "temor" a que le pudiese ocurrir lo mismo a su hermana.