Bajo el título Monte Alto reconstruye su historia, LA OPINIÓN publicó un artículo en el que el presidente de la asociación vecinal, Alberte Fernández Mariño, hace un llamamiento para recabar toda la información posible acerca del topónimo y la microtoponimia de Monte Alto, ese sitio distinto, como dice el reportaje. En sus declaraciones manifiesta que la noticia más antigua que ha encontrado se remonta a 1845. "Esta primera referencia está en un libro llamado Historia y descripción de la ciudad de A (La) Coruña, de Enrique Devia y Goosel (Enrique Vedía y Goossens)". Y no le falta razón. Encontrar con anterioridad datos sobre el topónimo Monte Alto es tarea ardua y difícil; lo es por lo poco estudiado que se encuentra este espacio intrínseco de la ciudad, lleno de leyendas míticas; muchas de ellas milenarias y que dieron origen al primitivo nombre coruñés.

Por tal motivo esta zona de la ciudad es merecedora de una buena monografía histórica, no ya de su hercúlea torre, sino también por su primitivo asentamiento romano de la calle de San Juan, en donde los constructores del faro podían controlar los dos mares: el exterior del Golfo Ártabro y el interior de la bahía.

Pero con el paso del tiempo este lugar de ermitas, molinos de viento, tierras de labor y de inimitable orografía costera, no solo puede circunscribirse al entorno del Faro. Santo Tomás, como así era conocido desde tiempos refundacionales, estaba orientado desde las murallas de la Puerta de Aires hasta la Torre de Hércules. No obstante, este área, de escasa demografía, sobre todo a lo que la ensenada del Orzán se refiere, se fragmentó en diferentes núcleos poblacionales, siendo los más cercanos a la Ciudad Alta los primeros en hacerlo, dando lugar a las Atochas (la alta y la baja), lugares donde predominaba la gente del mar y sus características casas del remo (así llamadas por ser este elemento de propulsión náutico la medida mínima para edificar una vivienda).

Años mas tarde, quizá siglos, el amplio espacio del glacis de la Ciudad Vieja, convirtió a aquel lugar en una irregular explanada o tierra de nadie, que recibió los nombres de Campo de la Horca, Campo de la Leña y actualmente Plaza de España.

Desde este punto, y partiendo de la capilla de San Roque, comenzaba el enclave de Monte Alto, el cual vertebraba en "Tierra Nueva" (enfrente del actual cementerio), lugar donde la familia Carbonell instaló a principios del siglo XIX una fábrica de jabón con un hermoso jardín, que no es otro que la actual sede de la Policía Municipal (antigua Casa de Socorro), en donde nuestro exalcalde Francisco Vázquez quiso dotar de no pocas centurias a nuestro Metrosidero. Partiendo de este punto, se encontraba el tantas veces mencionado "Molino Viejo". A continuación, siguiendo esta ruta, se llegaba al huerto o Casas de la Compañía de Jesús, que una vez expulsada la Orden del país en 1767, pasó a ser cuartel (Intendencia, su último destino). Concluye este recorrido en nuestro emblema ciudadano: la Torre de Hércules.

Documento de Piedrabuena

Un documento fechado en noviembre de 1765 es la referencia más antigua que actualmente se conoce. No obstante, con una dedicación más exhaustiva, se pueden encontrar fechas más pretéritas del topónimo. El documento en cuestión, trata de las garantías que tenía que presentar la segunda autoridad del reino, el Intendente General, marqués de Piedrabuena, para avalar la gestión de caudales públicos y su responsabilidad frente a ellos. Todos los funcionarios públicos, sin excepción, tenían que depositar este aval que garantizaba sus actuaciones (es una pena que en la actualidad esta ley de Carlos III esté derogada, así desaparecerían las corruptelas actuales, y de haberlas, a ver quién era el osado que pondría su patrimonio a disposición del Estado para garantizar al que campa a sus anchas con los caudales públicos).

Retomando el tema: para subsanar esta obligación, el 25 de noviembre de 1765, Piedrabuena acudió ante Jerónimo de Hijosa, un acaudalado comerciante vallisoletano afincado en la ciudad, el cual salió como su fiador por 6.000 ducados, hipotecando para ello "dos casas juntas que tiene en la calle Real que según estimación valen 250.000 reales, un almacén en la calle nueva del Orzán, dos molinos de viento mas arriba de la capilla de San Roque en donde llaman de Monte Alto que se hallan entre las casas del Molino Viejo y las del Colegio de la Compañía de esta ciudad". (A.C.N. Cayo Acha Patiño; 26 de noviembre de 1765).