Hace un decenio, el 6 de octubre de 2006, Francisco Vázquez viajaba desde el Vaticano a la ciudad que había gobernado desde 1983 hasta el 8 de marzo de ese año para recibir la más alta distinción que concede el Ayuntamiento: el título de hijo predilecto y la medalla de oro de la ciudad. También para entrar en el callejero a lo grande: desde ese día da nombre al tramo del paseo marítimo entre O Parrote y Matadero, el más extenso dedicado a una persona en A Coruña. Vázquez entonces piropeaba a su sucesor, Javier Losada. "Eres un magnífico alcalde, no esperaba menos de ti", le dijo durante el discurso.

Una de las primeras decisiones de entonces alcalde al ocupar el sillón de mando de María Pita fue aprobar las distinciones a su predecesor. El grupo municipal del PP se abstuvo y el del BNG votó en contra. "Siempre me han parecido tristes los homenajes tardíos. Las distinciones hay que otorgarlas y recibirlas en su momento y éste es el momento para el regidor más insigne que ha tenido la ciudad. Francisco Vázquez es querido porque hizo realidad un sueño", argumentó Javier Losada.

Su relación con el homenajeado pasaba por uno de sus mejores momentos. Unos meses después la amistad se rompió tras el pacto de gobierno que suscribió con el BNG tras no alcanzar la mayoría absoluta en las elecciones de 2007. Vázquez nunca perdonó a su delfín el acuerdo con los nacionalistas, que tampoco acudieron hace diez años al descubrimiento de la placa del paseo marítimo que lleva su nombre. "Te lo mereces, Paco, y es lo que querían los ciudadanos de bien", le dijo entonces Losada al abrir el acto.

Durante su regreso a A Coruña en octubre de 2006 el embajador dio lecciones de coruñesismo. "Hoy retorno para predicaros el coruñesismo, para infundiros el conocimiento de que no tenemos más límites que los que nos impongamos", proclamó durante la imposición de la medalla. "Este es el acto, palabra de honor, que justifica mi vida", aseveró. El representante de España en el Vaticano, rodeado de representantes de la vida política, social, cultural y económica de la ciudad, señaló que quería que su discurso fuese "un alegato apasionado del coruñesismo". El exalcalde trató de justificar su apresurada marcha a la Santa Sede poco tiempo después de que LA OPINIÓN desvelase los negocios eólicos que su familia mantenía con el presidente de la Confederación de Empresarios de Galicia, Antonio Fontenla. Así, indicó que "únicamente" dejó el bastón de mando de María Pita "por sentido de la responsabilidad" al no poder negarse a las "razones que adujo" su "amigo", el entonces presidente de España, José Luis Rodríguez Zapatero, para que ejerciese de embajador en el Vaticano.