El director-gerente de la Fundación Luis Seoane, David Barro, hizo ayer pública su renuncia al cargo por discrepancias tanto con la directora de la entidad, Silvia Longueira, recientemente readmitida en cumplimiento de una sentencia, como con el presidente del patronato, el concejal de Culturas, José Manuel Sande, a quien acusa de "injerencias políticas" durante "los últimos meses". El Gobierno las niega y apuesta por dar nuevos usos al edificio de la entidad. Longueira rehusó ayer hacer declaraciones.

A pesar de que Barro envió el día después de que se conociese el fallo del Supremo, en el que obligaba a devolver a Longueira su puesto en la fundación, un escrito a la prensa en el que defendía que se quedaría en la Seoane, ayer hizo pública su dimisión -que ya había comunicado al patronato en julio- que se hará efectiva el 24 de octubre. En este comunicado, Barro alude a la "imposibilidad de convivir compartiendo la dirección con la directora" y a que le parecen "inaceptables" algunas de sus prácticas. Se refiere a las grabaciones que Longueira realizó a algunos de los patronos cuando se estaba gestando su despido y que fueron admitidas como prueba en el juicio.

La edil socialista Silvia Longueira fue readmitida en su puesto en febrero de este año en cumplimiento de una sentencia dictada por el Tribunal Supremo, contra la que no cabe recurso. David Barro alega que solicita "la escisión causal de su contrato por incumplimiento", un argumento que no comparte el Gobierno local: "La readmisión de Silvia Longueira como directora parte del estricto cumplimiento de una sentencia judicial y, por lo tanto, no podemos compartir que se hable de un supuesto incumplimiento contractual por parte del Concello".

Longueira fue directora de la fundación entre 2004 y 2007, cuando el PSOE gobernaba con mayoría absoluta. Dejó su cargo en 2007 y pidió una excedencia para ejercer como concejal de Servicios Sociales en el gobierno de coalición del PSOE y BNG. Tras las elecciones municipales de 2011, en las que el PP ganó con mayoría absoluta, Longueira decidió irse a la oposición con una dedicación parcial y solicitar su reingreso en su antiguo puesto, que le fue concedido.

En octubre de 2013, fue destituida por "falta de confianza" y, en junio de 2014, el Juzgado de lo Social número 1 falló en favor de Longueira, también lo hizo en febrero de 2015 el Tribunal Superior, ya que desestimó el recurso de la fundación contra la sentencia. Entonces, recurrió al Supremo, que ratificó la readmisión de la concejal -también ahora en la oposición- en su puesto de directora. Paralelamente al proceso judicial, el PP realizó un concurso para elegir a un nuevo director para la entidad, una plaza que el patronato adjudicó a David Barro por unanimidad.

Barro afea al concejal de Culturas que, como presidente, encargase o autorizase "una serie de actos y exposiciones sin la aprobación previa de los miembros del patronato" y sin la suya, la del director-gerente. Es por ello por lo que asegura que ha perdido "la confianza en quien debería ser su principal interlocutor" y cree que "debería haber tomado medidas preventivas sobre funciones, responsabilidades" y métodos de trabajo para evitar los "numerosos conflictos" que Barro asegura que se han producido desde la readmisión de Longueira.

El Gobierno local, sin embargo, niega esas "injerencias políticas" y asegura que su compromiso con la fundación es "total". Fuentes municipales aseguran además que la Concejalía de Culturas "tiene como práctica y línea de trabajo" ampliar las actividades que se realizan en la sede de la fundación, ya que es un recinto municipal.

Es por esta razón por la que la concejalía quiere ampliar sus usos "más allá de los museísticos". Esto, según indica el Gobierno local, debe ser aprobado por el patronato, aunque el "enriquecimiento de la actividad se hizo de acuerdo con la dirección de la entidad".

La situación económica de la fundación es también uno de los motivos que esgrime Barro para fundamentar su dimisión. En su despedida, el hasta ahora director-gerente de la entidad tilda de "maltrecha" su situación financiera y alega que está "abonando dos salarios de dirección" y que también "ha tenido que hacer frente al coste que supuso el despido nulo" de Longueira -que cifra en 144.648 euros-. A esta circunstancia se suma el desembolso del proceso judicial que asumió la fundación con fondos propios, según Barro, con un "dinero previsto para la programación" y que ahora deja a la entidad "hipotecada". El director asegura que la entidad tuvo que pedir un crédito en diciembre y que lo devolvió en mayo, y que inició el ejercicio con un "recorte económico por parte del Concello" cuando el director esperaba "un dinero extra para suplir" el "problema". Las consecuencias, según señala el director-gerente, fueron el "retraso de exposiciones individuales" y la anulación de exhibiciones y de otros proyectos planificados.

Este extremo lo niega el Gobierno local que asegura que "lejos de hacer recortes" está estudiando realizar "inyecciones económicas ante los patentes problemas de gestión" sufridos por la entidad "en los últimos tiempos" y avanza que el presupuesto de 2016 será "muy superior" al de 2015.

En el documento inicial se destinan 330.000 euros para la entidad -20.000 menos que en 2016-, una cifra que se ampliará a lo largo del ejercicio. Esto es posible por recursos como los modificativos de crédito. Longueira no ofreció ayer declaraciones sobre la dimisión de su compañero en la dirección de la Seoane.