La Fundación María José Jove y la asociación Participa organizan este sábado una jornada para padres y profesores sobre un buen uso de las redes sociales. El doctor José Luis Rodríguez-Arias es psicólogo clínico de la Unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil del Complexo Hospitalario Universitario A Coruña (Chuac) y participará en esta reunión en la que defenderá que los adultos han de "predicar con el ejemplo" para evitar que sus pequeños hagan un mal uso de las nuevas tecnologías.

-Las jornadas se centran en el buen uso de las redes sociales, ¿qué consejos dará a los participantes para identificar los problemas que puedan desarrollar los menores?

-Voy a hablar de estrategias para prevenir esos problemas y para resolverlos si, finalmente, se dan. No hay unas formas especiales de corregir los problemas que ocurren con los hijos en la red. Las herramientas de corregir y de educar son las mismas que se utilizan para cualquier otro campo. No creo que haya nada específico para los problemas en la red. La diferencia fundamental es que en la red hay cierto anonimato a la hora de intervenir. Tras una pantalla no hay esa sensación de directo que se tiene cuando se habla directamente con una persona. A lo mejor, a mí, que escribo un mensaje, me puede dar la impresión de que soy anónimo, pero el efecto es justo el contrario. Lo que hablan dos personas en una conversación se acaba cuando se termina la charla, pero en la red queda escrito y eso que parece que se hace de manera anónima tiene una enorme difusión y permanece en el tiempo.

-¿Cuáles son esas estrategias a las que se refiere al decir que son las mismas que se utilizan para educar en cualquier otro campo?

-Predicar con el ejemplo, actuar sobre consecuencias, ir poco a poco moldeando el comportamiento...

-¿Es más difícil para los padres educar a sus hijos en el buen uso de internet dado que ellos no son nativos digitales y sus pequeños sí?

-No lo sé, pero ahora mismo el uso de internet y de las redes sociales, los mensajes... Todos estos servicios están tan extendidos y son tan comunes que los padres tienen que hacer objeción para no enterarse. Para ellos es muy fácil enterarse de cómo van las redes sociales, otra cosa es que no quieran hacerlo. Si tenemos que gestionar los intereses de nuestros hijos, estaría bien que tuviésemos buena información acerca de cómo son estas herramientas.

-¿Qué peligro hay de que los niños hagan un mal uso de las nuevas tecnologías por no tener control de su funcionamiento o por no comprender en su totalidad las consecuencias de lo que publican?

-No tiene ningún peligro más que cualquier otro, cada juego, cada medio que se pone a disposición de nuestros hijos tiene unas ventajas y unos inconvenientes. Nuestra obligación como padres es enseñarles las ventajas para que las puedan utilizar bien y los inconvenientes para que los puedan prevenir. Si los padres no quieren conocer estas nuevas tecnologías se colocan en una posición de inferioridad para enseñar a su hijo cómo utilizarlas bien. Además, nos resulta más fácil poner nuestra intimidad a disposición de los demás. Si subo una foto se hace pública y podrán tener acceso a ella muchas personas, aunque la borre habrá gente que ya se la haya descargado a su ordenador, que la habrá compartido... Una vez que colgamos algo, el control se nos escapa. No es que sea más peligroso usar mal la imagen, sino que, al haber más personas que acceden a ella, controlo menos el uso que harán de ella los demás. En cierto modo, tengo que confiar en que no se haga un mal uso de ella.

-En el caso de menores sí que se hace un mal uso de las imágenes que, incluso, colgaron sus padres en redes sociales con buena intención.

-Tanto de mayores como de menores, una foto de mujeres en toples tomando el sol en la playa puede ser mal utilizada, pero no es delito hacerla. Esto no es peculiar de los niños, por lo que es importante predicar con el ejemplo. Si los padres somos cuidadosos con nuestra imagen y con nuestra intimidad, nuestros hijos aprenderán a serlo. Creo que se habla poco en las familias de la privacidad. Ya que la difusión de nuestra imagen es tan sencilla, deberíamos hacer un esfuerzo mayor para enseñarles qué es la intimidad y qué podemos hacer para protegerla.

-¿Y cómo?

-Pues de la misma manera que les enseñamos que no se come con las manos o no se le pegan patadas a las puertas. Yo creo que aún no nos hemos planteado los padres que ese es un tema que tenemos que enseñar, y también en las escuelas.

-¿Se hace más complicado de diferenciar ahora que los móviles tienen cámaras y que la mensajería instantánea permite enviar fotos para aportan soporte gráfico a la conversación?

-Eso no es malo en sí mismo. Si te pongo un cuchillo en las manos, tengo que enseñarte a usarlo. Esta es una herramienta de comunicación. Sin ella, daríamos un enorme paso atrás. Cuando se le pone a un niño un móvil en las manos hay que enseñarle a usarlo.

-¿Está bien que los niños tengan un acceso restringido por sus padres a los móviles y a internet?

-No soy muy partidario de las limitaciones. Soy más de enseñar en positivo el uso correcto. Cuando se hace esto, el niño podrá utilizar el móvil o internet el tiempo que considere razonable o que sus padres consideren razonable en función de su edad y de sus otras ocupaciones.

-¿La prohibición puede generar la reacción contraria, que les resulte más llamativo?

-La prohibición genera la atracción en todas las edades. Usar la prohibición como estrategia educativa básica, para mí, es un error. Puede haber algunas, todos las tenemos y no pasa nada, pero esto no es de los niños ni de los adolescentes, es de toda la humanidad.

-Se relacionan también los casos de acoso escolar con el mal uso de las nuevas tecnologías, ¿tienen relación? ¿Hay más casos?

-Creo que no hay muchos más, pero que son más visibles. Internet es un medio de comunicación y lo podemos usar tanto para tratarnos bien como para acosarnos. Antes de internet también nos tratábamos bien y nos acosábamos, aunque de otra manera.