Las negociaciones entre el Gobierno local de la Marea y el PSOE continúan sin arrancar. El motivo: dos escalas de prioridades diferentes y con difícil encaje. Mientras el alcalde, Xulio Ferreiro, urge a los socialistas a poner sobre la mesa cuanto antes sus propuestas de impuestos para sellar un acuerdo y poder aprobarlo en la Junta de Gobierno del próximo viernes, los socialistas consideran prioritario definir qué relación mantendrán a partir de ahora ambas partes y, una vez hecho, comenzar a hablar de tributos.

Prueba de este enroque fue la reunión celebrada ayer, la primera después de semanas de contactos informales y cruces de correos. Por la Marea asistió Ferreiro, el concejal de Culturas, José Manuel Sande, la edil de Hacienda, Eugenia Vieito y el jefe de gabinete de Alcaldía, Iago Martínez. Por el PSOE, su portavoz local, José Manuel Dapena, y la concejal Mar Barcón. Los socialistas insistieron en su tesis de los últimos meses: el Gobierno no ha cumplido muchos compromiso adquiridos -como algunos puntos del acuerdo de organización o las mociones aprobadas en pleno que no contaron con el apoyo de Marea- y deben definirse unas nuevas reglas de juego que garanticen que los acuerdos alcanzados con el PSOE no se convertirán en papel mojado.

Para superar este escollo, el Gobierno local propuso hace semanas la creación de una comisión de seguimiento de los acuerdos, integrada por ambos partidos, para limar las diferencias antes de convertirlas en vox populi y agilizar la gestión. El plan del PSOE, sin embargo, es un misterio. Al menos públicamente. Su ambigüedad en las últimas semanas hizo cobrar fuerza a la posibilidad de que los socialistas quisiesen entrar en el Ejecutivo y repartirse las concejalías con la Marea. Preguntado ayer directamente sobre esta cuestión, Dapena evitó hablar con claridad. "En el PSOE tenemos una idea clara [sobre si pretenden entrar o no en el Gobierno] desde el primer día, pero el alcalde en su momento me solicitó una cierta reserva del contenido de las conversaciones y yo, por lealtad negociadora, voy a cumplir lo que ha pedido", remarcó el portavoz socialista.

Dadas las diferencias que alejan a la Marea del PP, y la insuficiencia de alcanzar la mayoría con el BNG, el Gobierno está obligado a entenderse con el PSOE para sacar adelante asuntos de trascendencia, como los impuestos y, sobre todo, el presupuesto de 2017. Dapena, con todo, restó ayer importancia a las prisas del alcalde para hacer propuestas a las ordenanzas fiscales (impuestos y tasas). "En 2015, el alcalde me llamó para negociar las ordenanzas el 20 octubre. Si se sacaron entonces, este año también puede hacerse si hay buena voluntad. Lo que tiene que haber es un marco que garantice que no se volverán a repetir los mismos errores del año pasado", manifestó.

La posibilidad de tener que forjar un Gobierno de coalición con los socialistas a mitad de mandato, después de año y medio con un equipo de concejales ya rodado, es un escenario con el que el entorno de Ferreiro desea no tener que lidiar. De verse obligados a hacerlo, ya explicitaron cuales serían sus condiciones: que el PSOE diese su voto para aprobar los impuestos y el presupuesto de 2017 a tiempo y que apoyase también la modificación de las cuentas de 2016 que le tumbaron en el pleno de agosto.

La Marea quiere evitar a toda costa que se repita la misma experiencia vivida en el primer año de mandato, que llevó a que los presupuestos no pudiesen aprobarse hasta mayo de 2016 y que visibilizó la dificultad de alcanzar acuerdos en un escenario sin mayorías absolutas. El alcalde quiere poder trabajar desde el 1 de enero con las nuevas cuentas, requisito indispensable para poner en marcha cuanto antes algunas de sus promesas más palpables en el día a día de los vecinos, como la reorganización total de las rutas de bus urbano, que se había prometido hacer realidad antes del 13 de junio de 2017.