El Gobierno local y el PSOE mantienen hojas de ruta diferentes. Los socialistas aspiran a un pacto de gobierno. A veces lo envuelven como una posibilidad, a veces lo lanzan como condición para dar su apoyo a tasas, impuestos y presupuestos. El Ejecutivo de Marea cree que actualmente no se ofrece un escenario adecuado ni en las formas ni en el fondo. Por un lado, consideran "inédito" que un partido pida formar una coalición "a base de insultos y descalificaciones a su posible socio". Y por otro, afean a los de José Manuel Dapena que se interesen por "sillones y cargos" sin decir "ni una sola palabra sobre las políticas que proponen para la ciudad".

La situación en minoría del Ejecutivo le obliga a buscar votos para aprobar los asuntos claves en el pleno. Exprimida entre tiras y aflojas la fórmula del "socio preferente", ambas fuerzas hablan de redefinir su relación. El PSOE quiere dejar la oposición y asumir áreas municipales. Fuentes del Gobierno local reiteran que aceptan un "nuevo marco de relaciones" pero no así: si el PSOE, que avaló la investidura de Xulio Ferreiro, quiere dejar el banquillo, deben generarse "confianzas", sacando adelante con consenso los presupuestos del año que viene y otros asuntos como las ordenanzas fiscales y un modificativo de crédito ya rechazado en el pleno.

En este sentido, fuentes del Ejecutivo indican que es "muy triste desde el punto de vista de la ciudadanía" que el PSOE "no diga ni una sola palabra sobre las políticas que propone para la ciudad y solo muestre interés por sillones y cargos". Manifiestan que han propuesto una serie de "ordenanzas fiscales progresivas" y unas líneas "maestras para los presupuestos de 2017" y que, sobre ellas, nada les han dicho los socialistas.

Cuestionan además que se presenten como "adalides de la buena gestión" con asuntos en la mochila que "aún sufre el Concello" como el conde de Fenosa, el ofimático o Someso o como "garantía de estabilidad" cuando "ni siquiera la tienen a nivel interno". La propuesta del Ejecutivo, según comentaron al retomar las conversaciones al inicio del curso, pasa por redefinir el marco de negociaciones y darle estabilidad, con algún órgano común de control o seguimiento. Solo si se demostrase que se puede trabajar en común y pactar políticas, dicen, abrirían la puerta a la coalición.

Así, el Ejecutivo de diez ediles, corto para el trabajo en el Concello, podría alcanzar los 16. Esta alianza, sin embargo, no sería automática, tendría que tener luz verde de las bases de Marea, ahora mismo parece que poco entusiastas con esta posibilidad, con nombres en la lista de socios como Mar Barcón, en sucesivos gobiernos vazquistas desde el año 1999. Mejores ojos se ponen a ediles como Yoya Neira o Silvia Longueira, precisamente las que, dentro de la división interna que vive el grupo y el PSOE, menos han participado en sus decisiones estratégicas.

¿Y si no se resuelve ni el pacto que propone el PSOE ni el "nuevo marco de relación" por el que opta el Gobierno de Marea Atlántica? El Ejecutivo municipal ha manifestado su intención de entrar en el año con los presupuestos aprobados. Rotas las relaciones con los socialistas, la situación quedaría empaquetada para una cuestión de confianza. Esta consiste en una moción que acompaña a los presupuestos en la que el alcalde liga su continuidad a la aprobación de los mismos. De no salir adelante, en un plazo de un mes, habría que proponer y aprobar con mayoría del pleno un gobierno alternativo. Pasado este periodo sin presentarse dicha moción de censura, las cuentas se aprobarían automáticamente. Eso sí, con los peajes que esto supondría para las negociaciones futuras.