La directora de la Asociación de Ayuda a Familias de Drogodependientes (Adafad), María José Lamas, liga el uso de internet y las redes sociales a otros problemas que se pueden servir de estas herramientas para ser más potentes, como el acoso escolar o la violencia machista. Apunta al conocimiento del medio de los adultos así como al acompañamiento a los menores como muleta para que hagan un uso correcto de ellas.

-¿Cómo afecta el uso de las redes sociales y de internet a los jóvenes?

-Las redes sociales, en general, gustan a jóvenes y a adultos. Son el medio que nos provoca el contacto con el mundo a nivel de ocio, de comunicación... Nos ayudan mucho en la organización a nivel grupal y, por ello, los adolescentes quieren estar ahí. La adolescencia es una etapa en la que el grupo es muy importante. Hoy, si no estás en las redes, no existes y los adolescentes lo saben perfectamente, por eso quieren participar y estar en internet. El Valedor do Pobo, en 2014 publicó un estudio con alumnos de Secundaria y el 97% de los adolescentes decía que utilizaba internet y, al menos el 92% estaba registrado en alguna red social. Como todo, tiene ventajas e inconvenientes.

-¿No son malas por definición, como se piensa muchas veces?

-Son un medio. Las pasiones que tenemos hoy en día son las de siempre, el amor, el acoso, la pareja... Lo que pasa es que ahora hay un medio más potente. En una situación de acoso, por ejemplo, todo es más inmediato y tiene más visibilidad porque se puede hacer mucho más viral que antes. Funcionan las 24 horas, los siete días de la semana todo el año. Nosotros creemos que hay que preparar a los jóvenes para vivir en esos nuevos medios, tenemos que acompañarlos para que aprendan a usarlas.

-¿Y a veces no entienden mejor los jóvenes las redes sociales que sus padres?

-Seguramente, porque ellos viven las redes sociales en su día a día, pero las familias tienen que hacer un esfuerzo. En internet hay contenidos y personas de todo tipo y padres y madres tienen que conocer un mínimo de qué hay ahí para poder acompañar a sus hijos.

-¿Cuándo llega la adicción a las redes sociales y a internet?

-Hay que dejar claro que no es solo una cosa de adolescentes, también les puede pasar a los adultos. Los jóvenes están un proceso de construcción de su identidad y tienen impulsos, entre ellos, la búsqueda de lo inmediato, algo que les proporcionan las redes. Para evitarlo hay que regular los contactos. Los adultos tienen que ir ayudando a regular tiempos, espacios... Los padres y madres no dejan de ser modelos, así que hay que hacer el mismo proceso que cuando se les enseña a comprar el pan, que primero van con ellos, después les dejan que vayan ellos y les esperan en la puerta hasta que aprenden a hacer el recado solos. Seguro que técnicamente, para los jóvenes es más fácil moverse por las redes sociales, pero los adultos tienen una experiencia de vida que los niños no tienen y que hay que transmitirles. Nosotros trabajamos mucho en qué es lo público y qué es lo privado, para que ellos lo sepan y diferencien qué deben publicar y qué no.

-¿Notan un aumento de usuarios que piden información por la adicción a estas redes?

-Sí, muchas de las consultas de madres y padres vienen por los tiempos y por las dificultades que tienen para marcar horarios, por ejemplo, porque el niño tiene el móvil en la habitación y está toda la noche sonando.

-¿Hay aumento de estos casos y bajan los de drogas o suben todos?

-Las estadísticas nuestras dicen que la atención por consumo de sustancias es la mayor, aunque hay otras relacionadas con la convivencia y con internet por los límites, pero más a nivel de prevención.

-¿Esto deriva también en control entre iguales del uso de las redes sociales?

-Sí, los datos del Valedor do Pobo de 2014 dicen que el 6,8% de los alumnos de Galicia acosó a alguien durante el último año y que un 8,6% se sintió acosado o amenazado a través de internet. El control se da mucho en parejas jóvenes adolescentes. El hecho de estar controlando al otro, sobre todo viendo si está en línea en el WhatsApp es cada vez mayor, con peticiones de que le envíen fotos o la ubicación para comprobar que está donde dice estar. En algún centro escolar hemos escuchado frases como: "si me quisieras me darías acceso a tus contraseñas y así estaríamos más unidos". Ahí hay una confusión entre lo que es el amor, entre lo que es ser un hombre, ser una mujer, el amor romántico asociado también a lo que traslada la sociedad.

-¿Cómo qué?

-Pues como que es "mi media naranja" y que, "como es mi amor, le doy mis contraseñas". Hay que tener en cuenta también que son edades en las que estar con una persona hoy no implica estar con ella pasado un tiempo y hay que tener en cuenta que pudo haber interactuado con tus contactos. Ese control inicial es el primer eslabón de una escalada que podría llegar a la violencia de género.

-¿Es cuestión de género?

-No, es un control entre personas. En la adolescencia te intentas situar y tienes el impulso de que la otra persona haga lo que tú quieres y de que eso es bueno para ti, por eso se da el control.

-¿Detectan en los colegios más comportamientos relacionados con internet que puedan derivar en otros problemas como el acoso escolar?

-Planteamos cuestiones para saber qué tienen que decir ellos sobre determinados temas. Hablamos antes de la media naranja, pero hay muchas más, como "no le gusta mi amigo o mi amiga"..., queremos saber también qué se mueve en las redes sociales en estas clases, si hay grupos, si no los hay...

-Si hay grupos, ¿se pueden convertir en algo peligroso si no están todos los integrantes de la clase?

-Sí, en muchas ocasiones, lo que se dice de alguien no es cara a cara es a través de las redes y es muy viral. Se pueden enterar todos en las redes sociales de algo que se dice de un alumno y él no, o se entera y se da cuenta de que los demás están apoyando determinadas actitudes. Nosotros le damos mucha importancia al grupo, porque se puede colaborar, pero si el grupo se deja llevar por la agresividad y la violencia, es muy negativo. Hay que trabajar para que el grupo identifique y pare determinados comportamientos. Son los observadores.

-¿Hay más casos de acoso escolar ahora o es que tiene mayor visibilidad?

-No hay unos datos fiables sobre esto. Sí que se percibe que hay una serie de situaciones muy difíciles para algunos alumnos en los últimos cursos de Primaria y en los primeros de Secundaria. Para que sea acoso tiene que haber intensidad, repetición...

-¿Cómo pueden detectar los adultos una adicción latente a internet o a las redes sociales que después pueda derivar en problemas de juego o violencia?

-Pues en que afecta a su vida diaria, por ejemplo, que ya no realiza las tareas, no está tanto tiempo con la familia y en que cambia su rutina, que prefiere estar conectado en su habitación que fuera, con el resto de sus amigos...

-¿Se soluciona quitando internet de casa o una medida tan tajante es contraproducente en estas circunstancias?

-La cuestión es que aprendan a habitar en ellas, es necesario que tengan redes sociales, pero que sepan cómo utilizarlas, están ahí y se van a quedar. Cortar internet puede significar el aislamiento del joven, porque si no está en internet, para el resto del grupo no existe.