En las aulas, y también fuera de ellas, las escuelas infantiles transmiten a los niños y niñas valores y acciones de ejemplaridad con los que aprender a convivir e integrarse en sus entornos antes de cumplir los tres años. Crecer, en definitiva. De un modo parecido a como sus padres les enseñan a ser parte de la sociedad. Dos centros municipales, las escuelas infantiles de Monte Alto y Carricanta, han sido reconocidos por Unicef en la séptima edición del Certamen de Buenas Prácticas convocado por la secretaría permanente de la institución. Uno, por su programa La tienda de Antón; el otro, por el proyecto Con muchas manos haremos un mundo de color.

Sendas distinciones -Unicef reconoció a 44 centros entre los municipios españoles candidatos- premian el compromiso con la infancia de las escuelas mediante la puesta en marcha de actividades formativas e integradoras. Monte Alto y Carricanta recibirán la mención especial de Unicef España -no premio en metálico- el 15 de noviembre en el Palacio de la Magdalena en Santander.

La tienda de Antón es un proyecto de la EIM Monte Alto con el que a través de una visita a un puesto del mercado de la plaza de Monte Alto, situado frente a la escuela, los alumnos no solo juegan a hacer la compra sino también "adquieren conciencia de su presencia en la ciudad". "El puesto de Antón es un espacio pensado para dar protagonismo a los niños y relacionarse con su entorno en diferentes aspectos, como el familiar, el comercial, el educativo y el social", explica Montse Sancho, la directora del centro.

Este programa se puso en marcha en abril de 2014, cuando la escuela, para promover la ocupación de puestos de venta vacíos en el mercado municipal de Monte Alto, solicitó al Ayuntamiento disponer de uno de esos espacios en la instalación reservado para los niños. Con la tramitación en marcha, el centro buscó financiación y la encontró en la Fundación Barrié. Desde que la tienda de Antón está abierta, los alumnos acuden con frecuencia con sus profesoras para participar en actividades diversas, como música y cuentos, y juegan a ser compradores y tenderos y a familiarizarse con los alimentos -de juguete- y las monedas y billetes -también falsas- con los que comprarlos. Los mayores, con 2 y 3 años, se desenvuelven con más soltura. "Es un juego muy organizado y clasificado que relaciona a los niños con los vecinos y los comerciantes", comenta Sancho.

En la escuela infantil de Carricanta, en O Castrillón, el programa Con muchas manos haremos un mundo de color está activo desde septiembre de 2010 y dos años después de su creación recibió una mención especial en el premio a la Acción Magistral de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) en Madrid. Cada año sus alumnos de hasta tres años se acostumbran a jugar y a aprender con manos de diferentes materiales con las que las docentes transmiten a los niños aprendizajes relacionados con el concepto de la paz.

"Están las manos que saludan, las creativas, las que acarician, las divertidas, las que comparten, las que cuidan, las que ayudan y las manos amigas, en torno a las que celebramos muchas actividades. Son ocho, cada una apadrinada por cada aula, aunque todas tienen un sentido unitario, el de acercar a los niños a la paz con algo tan básico como las manos", detalla la directora de la escuela de Carricanta, Mercedes López.

Los niños, añade, encajan muy bien que las manos son instrumentos elocuentes que transmiten ideas vinculadas a la paz. Con ellas trabajan con las familias, participan en talleres, hacen fiestas, organizan mercadillos en Navidad y conviven con vecinos del barrio o usuarios de la biblioteca municipal.

El Concello aplaudió ayer la distinción que Unicef ha hecho a estos dos centros municipales por sus buenas prácticas. "Este reconocimiento no solo es una clara muestra de la calidad educativa de las escuelas infantiles municipales, sino que premia al cuadro de personal de toda la red de escuelas del Ayuntamiento por el ingente trabajo que realizan cada día a favor de una enseñanza de calidad", subrayó la concejal de Xustiza Social e Coidados, Silvia Cameán.