La protección de los menores en el entorno escolar es el fin para el que se creó a finales de 2014, en el mandato del PP, el programa municipal Agente Tutor, pionero y único de su género en Galicia. En casi dos años de servicio los cinco agentes que forman parte de esta unidad de la Policía Local de A Coruña han intervenido en 19 centros de enseñanza de Primaria y Secundaria de la ciudad, donde han tenido que lidiar con casos de acoso mediante agresiones físicas o amenazas verbales y a través de dispositivos electrónicos, absentismo escolar, consumo de drogas, quedadas entre grupos de adolescentes para peleas e incluso violencia doméstica.

Los policías que trabajan en este programa resolvieron hasta junio pasado 25 situaciones continuadas de acoso escolar y mediaron en 39 episodios de absentismo en colegios e institutosacoso escolarabsentismo , un balance que los propios guardianes de la sana convivencia escolar, evitando considerar que sean muchos o pocos casos, califican de "preocupante". En todos se vieron implicados menores de entre 14 y 16 años.

"Por suerte", matizan los agentes César y Suso, "el 80% no son casos especialmente graves" y, por lo general, se atajan, "no se produce una reincidencia" después de que se identifican, se interviene y se trasladan a los centros de educación, a las familias de los menores y a la Fiscalía de Menores cuando se incurre en algún delito sobre el que recae sanción.

Procedimiento. El programa Agente Tutor pone en contacto directo con el 092 a los centros donde sus responsables advierten anomalías violentas en el comportamiento de sus alumnos, generalmente manifestada en el exterior del recinto. Las familias requieren también la intervención de los agentes, que entran en acción preventiva vigilando los colegios de incógnito, controlando a menores conflictivos, reconociendo sus acciones, investigando las circunstancias y procediendo, según el caso, a informar al centro y a las familias, requisar objetos y conducir a los jóvenes a las aulas o a sus hogares.

Acoso físico. Las lesiones corporales y las amenazas de manera reiterada son los actos violentos más frecuentes con los que los efectivos del Agente Tutor han tratado hasta ahora. Aunque se originan en los centros, normalmente se producen fuera de las instalaciones, más bien cerca y al terminar las clases. Uno o más chicos abordan a otro, al que insultan, empujan y golpean por considerar débil o bicho raro. Las chicas no suelen actuar, solo miran. En los casos de A Coruña resueltos, aseguran los policías, no se produjeron agresiones excesivamente graves y las víctimas no volvieron a ser acosadas.

Ciberacoso. Crece la violencia en la Red, donde los acosadores, con la falsa sensación de que lo que hacen no puede ser castigado, creen que nadie conoce sus actos privados. Se manifiesta en mensajes de WhatsApp, en Instagram, Telegram, correos electrónicos y chats de videojuegos. Los profesores se enteran a través de amigos de las víctimas que lo confiesan porque los afectados no se atreven a hacerlo. Se han dado casos de sexting, acoso con mensajes ofensivos de contenido sexual. La Policía Local ha participado en charlas y actos para alertar y concienciar del problema a la comunidad educativa.

Drogas. El consumo en jóvenes de sustancias consideradas blandas como el hachís y la marihuana ha experimentado un repunte que no ha pasado desapercibido a los directores de colegios e institutos. Los padres no suelen tener conocimiento de los estimulantes preferidos de sus hijos porque en los casos resueltos se localizaron plantaciones de droga autocultivadas en casa. Eso cuentan los menores a los policías cuando son cazados in fraganti fumando marihuana en zonas habituales como Labañou, Ciudad Escolar y O Ventorrillo.

Absentismo. Faltar a clase es cosa de todas las épocas. Casi 40 casos han tratado los policías de Agente Tutor avisados por los centros en un año y medio. Seguidos a distancia, los alumnos, en general malos estudiantes, son sorprendidos en parques o en la calle escuchando música o viendo vídeos en sus teléfonos móviles. Estos menores son reacios a volver a clase y muchos vuelven a latar.

Violencia doméstica. Son los casos más alarmantes porque en las familias con padres separados o divorciados, sin empleo o incluso denuncia por abuso sexual a menores, "la situación crítica se ha ido de las manos". "Las peleas y el acoso se resuelven en un alto porcentaje, pero cuando hay consumo de droga o violencia en el hogar, las víctimas sufren una desconexión difícil de tratar", señala los policías.