Cinco años y medio de cárcel. Esa es la pena que le impuso el magistrado del Juzgado de lo Penal número 3 de A Coruña a un joven de 23 años que asaltó a punta de pistola a una pareja en la calle Orzán y a un taxista en la calle Compostela durante la madrugada del 31 de marzo de este año. El procesado abordó a las dos primeras víctimas sobre la una y media de la madrugada en la calle Orzán con la cara oculta por una braga y una visera de color rojo para impedir ser identificado, por lo que el juez tuvo en cuenta la agravante de uso de disfraz a la hora de dictar el fallo.

Tras interceptar a los jóvenes, esgrimió una pistola de aire comprimido que llevaba oculta entre la ropa y apuntó a uno de los afectados, al tiempo que le exigió que le entregase "el dinero". El juez relata en la sentencia que les gritó que era "un atraco" y les exigió que tiraran el bolso que llevaban. Los perjudicados consiguieron escapar.

Unos 15 minutos más tarde, en la plaza de Mina requirió los servicios de un taxi y ocupó el asiento delantero. Al poco de arrancar, en la calle Compostela a la altura de la plaza de Lugo, sacó la pistola y le exigió que le entregase el dinero. El conductor localizó un espray de gas pimienta que lleva cuando trabaja en el turno de noche y roció el interior del coche. El asaltante escapó en dirección a la plaza de Ourense y el taxista se ausentó del lugar en su turismo. Como consecuencia del asalto a la víctima se le rompieron las gafas y tardó dos días en sanar de las lesiones que el gas pimienta le causó en los ojos. El perjudicado necesitó de una primera asistencia médica.

La policía arrestó al sospechoso en las inmediaciones de la plaza de Ourense. Los agentes le intervinieron la pistola, dos botellas de aire comprimido para cargarla y una caja metálica con 198 balines "en perfecto estado de uso y conservación". Tanto el arma como la munición, según subraya el juez en la sentencia, eran "aptos para disparar". El titular de Penal 3 recuerda en el fallo que para usar la pistola que portaba el condenado es necesario obtener una tarjeta de armas de la que el sospechoso carecía. El acusado reconoció durante el juicio que portaba la pistola, pero negó haberla utilizado para intimidar a las víctimas. Las versiones de los testigos contradijeron su declaración.

El representante del Ministerio público solicitaba en su informe sobre los hechos que el detenido fuese sentenciado a seis años de prisión, tres por cada uno de los delitos de robo con intimidación en grado de tentativa. El magistrado del Juzgado de lo Penal número 3 le impuso tres años por el primer delito y dos años y medio por el segundo, en el que no tuvo en cuenta la agravante de uso de disfraz que apreció en el primer atraco. Esta agravante se aplica cuando el condenado oculta su rostro para tratar de ser identificado. En este caso, usó una gorra y una braga para tapar su cara cuando abordó a la pareja que caminaba por el Orzán. En ambos delitos el robo con violencia es intentado, pues las víctimas consiguieron huir sin entregarle dinero u objetos de valor.

El juez impuso al procesado, además de a cinco años y medio de cárcel, el abono de una indemnización al taxista por el importe en el que sean tasadas las gafas que le rompió. El condenado también deberá pagar al Sergas por los gastos que le ocasionó la asistencia médica que prestó a la víctima debido a las lesiones que sufrió en los ojos por el uso del espray de pimienta.