Confiesa Nerea Filgueiras que hasta hace tres años era una chica muy tímida, miedosa, sin confianza, "una persona que se veía muy negativa". Ahora es todo lo contrario, asegura. No tiene vergüenza ninguna a hablar con todo el mundo o a hacer amigos, y ya no le asusta ir sola a cualquier parte. "Vengo todos los días a las clases desde Fene en autobús y antes mi madre se ponía nerviosa si tenía que hacer algo yo sola". ¿Qué es lo que ha hecho que Nerea haya cambiado tanto en este tiempo, que ese temor a integrarse se haya convertido en unas ganas constantes de conocer, aprender y sentirse como los demás? La respuesta la da ella misma: ser alumna de Espazo Compartido.

En las aulas de la Universidade da Coruña en el campus de Elviña donde cursa su tercer y último año de este programa de formación sociolaboral, Nerea Filgueiras, ferrolana de 22 años con discapacidad cognitiva, ha adquirido conocimientos y habilidades para comunicarse mejor y desenvolverse en la sociedad, para mirar con optimismo a un futuro en el que crecer, trabajar e interactuar como todo el mundo. "Todos somos iguales, lo que ocurre es que a algunos nos cuesta un poco más aprender, pero al final somos capaces de hacerlo", afirma convencida.

"Combinamos aprendizaje y diversión, lecciones y juegos. Cada profesor que tenemos es distinto, pero nos enseñan muchas cosas, sobre todo a convivir entre nosotros y con todo el mundo, a no tener que avergonzarnos. Ojalá hubiera más cursos como estos, no solo los que se imparten en algunas entidades", cuenta Nerea.

Lo que más le gusta es manejarse con Nuevas Tecnologías, una de las materias que Espazo Compartido enseña en los tres cursos; lo que menos, las Matemáticas y todo lo que tiene que ver con los números y las cuentas. Reconoce que Habilidades Comunicativas, otra de las asignaturas, le ayudó a expresarse con seguridad, y que Desarrollo Personal, a "conocerse a sí misma", ganar esa valiosa confianza y convencerse de que no hay barreras en el camino de integración para quienes tienen discapacidades que afectan a su desarrollo y adaptación social.

Al terminar los estudios de Secundaria Nerea Filgueiras participaba en un curso de Pastelería. Le hablaron de Espazo Compartido, un programa integrador de formación de la UDC en el que podría prepararse para hacer prácticas y acceder a un empleo. "Me hicieron una entrevista y una prueba. No estaba convencida de haberlo hecho bien, pero me llamaron". Con sus compañeros, todos con diferentes grados de limitación cognitiva, ha aprendido en dos años que "no hay que tener vergüenza" de ser como son y que son capaces de demostrar sus virtudes aunque la sociedad crea aún que les falta preparación para trabajar. Y no ha cambiado ella solo, lo han hecho todos: "Todos ganamos confianza en sí mismos, no es la misma que cuando empezamos los cursos".

Al acabar este tercer año Nerea pasará por una etapa de prácticas en empresas -ya las hizo en distintos servicios de la Universidad los dos primeros años-, 200 horas en total. Le dará pena terminar su formación en Espazo Compartido. Después le gustaría aprender a ser monitora de tiempo libre. "Me encantan los niños pequeños, enseñarles cosas desde tan pronto y aprender", desea.