El plan de mejoras en las calles de la Ciudad Vieja que el alcalde anunció el pasado sábado en el Dillo ti celebrado en el barrio actuará en aquellas vías con el pavimento más deteriorado, según ha explicado el Gobierno local a los representantes vecinales. Dos de las más castigadas en este aspecto son Cortaduría y Nuestra Señora del Rosario, las dos primeras en las que el plan intervendrá.

La circulación de vehículos todavía por las estrechas calles del casco histórico y, en menor medida, la realización de obras explican el mal estado del suelo en varias vías de la Ciudad Vieja, aseguran los vecinos. "La gente mayor o con movilidad reducida tropieza y se cae al suelo o tiene dificultades para avanzar, y llevar un carrito de niños o el de la compra es complicado", señala Pedro Roque, presidente de la entidad vecinal.

Grietas, baldosas partidas o desniveladas por el centro de la calle o delante de los portales, adoquines levantados, calzadas hundidas. Estas son las principales deficiencias visibles en estas calles del casco viejo. "El tráfico no perdona", sentencia Roque, que atribuye el desgaste a los coches de los no residentes que aún pueden circular -aunque no aparcar- por la zona, mientras no se emprenda la segunda fase de la peatonalización de la Ciudad Vieja, prevista para 2017.

Damas, Sinagoga, la plaza General Cánovas Lacruz y Tabernas son otras zonas castigadas por el paso de los vehículos -apunta el presidente vecinal- donde el plan del Gobierno local, en el que se prevé la inversión de 10 millones de euros en varios años, actuará posteriormente. Roque comenta que las furgonetas de reparto comercial circulan por la Ciudad Vieja fuera del horario permitido y que la calle Tabernas, en concreto, atrae ahora más tráfico al convertirse en la vía principal de salida de vehículos del barrio hacia otras direcciones. Es una zona esta, indica, en la que, al haber un paso muy estrecho para peatones, "es difícil la convivencia con los vehículos".