La Audiencia ha absuelto a los cuatro agentes de la Policía Nacional acusados de torturar a un joven ebrio durante su detención, en la madrugada del 22 de abril de 2012, en la Torre Costa Rica. El fiscal pedía cinco años y medio de cárcel para cada uno de ellos. El tribunal descarta que las lesiones que presentaba el denunciante "tuvieran su causa u origen en una agresión intencionada por parte de los funcionarios actuantes" durante su arresto o su traslado a comisaría.

Los agentes se presentaron en la Torre Costa Rica tras ser requeridos por una vecina porque el joven arremetía contra el mobiliario comunitario al no poder acceder a su piso porque su tía había dejado la llave puesta por dentro de la puerta. Cuando llegaron los policías, según consta en la sentencia, el sospechoso estaba dormido tirado en el suelo del rellano, por lo que uno de ellos le dio unas palmadas en la cara para despertarlo e identificarlo. El tribunal considera acreditado que el vecino del inmueble se encaró con uno de los policías, al tiempo que le pedía su número de placa. En ese momento, trató de mediar un funcionario entre ambos, ante lo que el joven, "de manera sorpresiva", sujetó por el cuello a uno de los agentes y forcejeó con él. Durante la disputa, ambos se cayeron al suelo, por lo que intervinieron los compañeros del policía, quienes inmovilizaron y esposaron al sospechoso. Tras su detención, fue trasladado a comisaría y a urgencia de la Casa del Mar, donde el médico le apreció "unas contusiones" en la frente.

Después de ser puesto en libertad, el denunciante fue reconocido por un forense, quien le detectó "diversos hematomas, erosiones y contusiones". El médico declaró en el juicio que no podía descartar que algunas de esas heridas pudiesen ser "autoinfligidas", al tiempo que sostuvo que ninguna de ellas era compatible con un golpe con una porra. El perito indicó que las lesiones podrían haber sido provocadas durante "una refriega, un zarandeo". La Audiencia, además de la versión del médico forense, indica en la sentencia absolutoria que el facultativo que atendió al arrestado en la Casa del Mar testificó que en ningún momento el joven le había manifestado que había sido agredido por la policía. El médico solo apuntó en su informe que el detenido le dijo "quiero que hablen los agentes". La abogada de oficio que lo asistió también negó que le comunicase que lo habían golpeado. Así, la letrada mantuvo que el joven le contó que durante el incidente "se habían revuelto unos contra otros".

Los jueces subrayan que en principio, solo formuló denuncia por una agresión, pero durante la vista oral hizo referencia a dos diferentes, una en el rellano de la Torre Costa Rica y, la otra, en el aparcamiento de la comisaría de Lonzas. "Su declaración no ha sido persistente ni existen corroboraciones periféricas objetivas de su testimonio", recalcan los magistrados en el fallo. El joven, que se sentó junto a los policías en el banquillo de los acusados, fue condenado por un delito de resistencia o desobediencia grave a agentes de la autoridad y otro de lesiones al pago de una multa de 900 euros. Además, deberá indemnizar al agente al que hirió con 690 euros. El Sindicato Unificado de Policía (SUP) destaca que el fallo hace "justicia" y que pone fin "a la pesadilla" vivida por los agentes.