La policía portuaria precintó ayer el acceso a una de las naves de la flota de bajura situadas en la dársena de Oza tras ser alertada por un usuario de que faltaba el tope superior que la sujetaba. Por la misma circunstancia -la falta de seguro- falleció el pasado 15 de agosto un hombre de 64 años. El vecino de A Coruña fue aplastado por el portalón de acero, que pesa alrededor de 500 kilos, porque carecía de tope. La investigación sobre la muerte de la víctima, que estaba relacionada con el sector de la pesca, sigue en marcha. Los agentes de la Policía Judicial tratan de determinar las causas por las que desapareció el tope de la estructura metálica que se le cayó encima. Según informó entonces el Puerto, el portalón carecía desde hacía un par de días del tope superior que lo sujetaba, por lo que se encontraba en una situación inestable desde entonces, aunque desconocía si se había tomado alguna medida preventiva para evitar su caída.

El seguro de la puerta de al lado desapareció ayer, lo que alarmó a los usuarios de las instalaciones, que fueron inauguradas hace menos de un año. Antes de la colocación de los portalones, los almacenes de la pesca de bajura permanecían abiertos. El espacio pertenece al Puerto, pero su uso fue cedido a la Cofradía de Pescadores en régimen de concesión. Las naves, situadas en la entrada de la dársena de Oza, son utilizadas como almacenes por los armadores de los barcos de bajura. Las instalaciones acogen, además, la sede de la Cofradía de Pescadores. La Autoridad Portuaria indicó ayer que la infraestructura apareció manipulada, por lo que uno de los usuarios alertó a la policía portuaria, quien precintó la zona. El Puerto señaló que investigará por qué el sistema de seguridad volvió a desaparecer de uno de los portalones que impiden el acceso libre a los almacenes.