El Gobierno local expresó hace un mes su voluntad de asumir la gestión del teatro Colón tras la propuesta que le hizo la Diputación, propietaria del recinto, en este sentido, aunque advirtió que no lo haría "a cualquier precio". La oferta que presentará hoy el Ejecutivo municipal al provincial consiste en que le realice una aportación anual de un millón de euros para contribuir al mantenimiento del teatro, así como que la cesión se efectúe durante un periodo mínimo de diez años. También exigirá el Concello que la transferencia de la sala no implique su cierre de forma temporal ni la pérdida de puestos de trabajo.

La exigencia de una compensación económica a la Diputación está justificada por los elevados costes que soporta el Colón, que han llevado a la unión de empresas que lo gestiona en la actualidad a acumular unas pérdidas de 600.000 euros durante los tres últimos años. La cantidad de un millón de euros es con la que partirá la negociación con la Diputación, ya que el Gobierno local pretende que con el paso del tiempo el organismo provincial pueda incrementarla mediante el aprovechamiento de partidas de su presupuesto que no lleguen a ser ejecutadas en su totalidad.

Eulen, Unahoramenos y Gestión de Espacios Culturales y de Ocio dejarán de encargarse del teatro el 29 de mayo de 2017 y los responsables de la Diputación anunciaron su intención de dar una nueva orientación a la actividad del recinto, para lo que expresaron al Concello su voluntad de que lo gestionara una vez que concluya la concesión.

La segunda de las condiciones que planteará el Gobierno local, una cesión por al menos una década, está motivada por el deseo de desarrollar un proyecto cultural público consistente y que no se vea afectado por la premura de tiempo para ponerlo en marcha. También está preocupado el Ejecutivo municipal por la repercusión que podría tener para el Colón el paso de su gestión al Concello por la posibilidad de que permanezca cerrado durante algún tiempo, lo que ya sucedió cuando las obras para su reforma hicieron que se interrumpiera su actividad durante más de cuatro años.

A este factor, el Gobierno local une el coste que puede tener el cambio de gestión para la actual plantilla del teatro, ya que su objetivo es que ninguno de sus trabajadores se vea afectado por esta operación.

El acuerdo alcanzado entre PSOE y BNG para hacerse con el gobierno provincial a comienzos de este mandato incluía el progresivo abandono por la Diputación de la gestión de aquellos edificios e instituciones que no figuren entre la actividad propia de este organismo. El teatro Colón forma parte de este grupo de recintos de los que el equipo presidido por Valentín González Formoso intenta deshacerse, para lo que inició conversaciones con el Gobierno local coruñés.

Para la vicepresidenta de la Diputación, Goretti Sanmartín, que es además la responsable de su política cultural, es "lógico" que la gestión del Colón sea ejercida por el Concello, ya que el 80% del público que acude a sus actividades reside en la ciudad. El presidente de la institución provincial puso de relieve por su parte que "no tiene sentido" la existencia de dos teatros públicos a menos de cien metros compitiendo por captar a los mismos espectadores.

Tras la propuesta efectuada por la Diputación, el concejal de Culturas, José Manuel Sande, la calificó de "interesante", ya que el Concello no dispone de un recinto de las dimensiones del Colón, ya que el aforo del teatro Rosalía de Castro es mucho más reducido. Sande se mostró por ello favorable a que el recinto pase a manos municipales, aunque también advirtió que la transferencia de la gestión supondrá unos costes "considerables" para el Concello, por lo que sería necesario negociar la operación con la Diputación.

El edificio del teatro Colón fue concluido en 1948 como parte de un complejo que originalmente también incluía el desaparecido hotel Embajador, cuyo espacio está ahora ocupado por el Palacio Provincial. La empresa Emilio Rey Sánchez e Hijos se encargó de la explotación del teatro hasta que en 1998 el entonces presidente de la Diputación, Augusto César Lendoiro, optó por adquirirlo para el organismo provincial.

En 2002 se puso en marcha un proyecto para remodelar el teatro y adaptarlo a las necesidades actuales de los espectáculos, pero las obras se demoraron hasta diciembre de 2006. Cuando se reabrió al público, la gestión le fue encomendada a la empresa Cávea Producciones, que desempeñó esa tarea hasta 2011. En esa fecha la actividad pasó a ser desarrollada por una unión temporal de empresas cuyos malos resultados económicos hicieron que solicitase a la Diputación en dos ocasiones que le liberase de este contrato, a lo que el gobierno provincial se negó.