Cespa, la empresa que se encarga de la limpieza de la vía pública, borra alrededor de mil pintadas al año del mobiliario urbano y de los edificios municipales. En 2014 y 2015 rebasó el millar: 1.028 y 1.063, respectivamente, de acuerdo con los datos de la concesionaria. Los cálculos, con estos dos años como referencia, dan una media de 20 pintadas retiradas a la semana, casi tres al día.

Cespa cuenta con un servicio específico para la eliminación y limpieza de pintadas o grafitis de todo tipo que trabaja todos los días. Actúa en elementos y espacios de uso público, como bancos, contenedores, papeleras, marquesinas, señales o muros en calles, avenidas, plazas, aceras, calzadas, jardines, paseos y zonas peatonales. No tocan los murales que decoran paredes o pasos subterráneos, ni tampoco los grafitis que se han hecho en zonas permitidas para esta modalidad urbana de expresión artística.

El ámbito de actuación de Cespa es municipal, por lo que la limpieza de muros, garajes, pavimentos o fachadas privadas o de espacios públicos que no son del Concello es responsabilidad de sus titulares administrativos. En los casos en los que algún mensaje o inscripción en estos lugares tenga carácter ofensivo o dañino Cespa puede proceder a la retirada urgente de la pintada -apunta la empresa- a petición de los ciudadanos o del Ayuntamiento.

La realización de grafitis y pintadas tanto en la vía pública como sobre el mobiliario urbano o sobre muros, paredes de edificios, fachadas, monumentos, estatuas y "en general, cualquier elemento integrante de la ciudad" está prohibida, según señala el artículo 74 de la ordenanza reguladora de limpieza viaria; se exceptúan los grafitis en lugares expresamente autorizados. La infracción de la norma en este aspecto está considerada como leve y se sanciona con una multa de hasta 750 euros.

El servicio específico de Cespa encargado de retirar las pintadas del mobiliario urbano y de los edificios públicos utiliza chorros de agua y arena a presión para aplicar sobre piedra y granito y disolventes especiales y pinturas adaptadas a las distintas superficies en las que se ha actuado.

El uso de disolventes es delicado, ya que algunos estropean la piedra y favorecen que la pintura usada por los autores penetre hacia el interior. El agua a presión deja restos en las superficies y no es del todo agresiva frente a las pinturas plásticas, rotuladores o aerosoles. Estas circunstancias han obligado a fortalecer la dedicación específica a la limpieza de pintadas en las empresas especializadas mediante recogidas de muestras, análisis químicos e investigaciones para eliminar cada tipo de pintura. Las leyes actuales obligan además a utilizar productos sostenibles.

Una de las más recientes piezas de mobiliario urbano castigada por la acción de los pintores de la vía pública es el contenedor de ropa usada, ya que algunos de los que hay repartidos por la ciudad han dejado de ser blancos inmaculados y en ellos lucen diversas inscripciones, mensajes y pintadas que hasta ahora eran habituales en papeleras, bancos, pavimentos o fachadas.