El plan general esboza la transformación de los muelles de Batería y Calvo Sotelo una vez que sean liberados. No permite bloques de viviendas, como se podrían hacer en San Diego, pero sí edificios de hasta nueve alturas destinados a usos terciarios: ocio, hostelería, hoteles, oficinas, administración. Con la venta de esta parte del litoral, a la altura de los jardines y la plaza de Ourense, el Puerto prevé obtener 25 millones de euros.

El plan general estipula que el Concello tiene que realizar un documento urbanístico detallado para la zona antes de la desafectación de los terrenos, esto es, de desvincularlos de su uso portuario para poder venderlos. Se hará a través de un Plan Especial de Transformación, cuyas líneas generales desarrolla el PGOM (ficha PET Q23) a partir del documento encargado a finales de la década pasada a Joan Busquets.

En esta zona no se podrán construir edificios de viviendas, según lo estipulado por el plan general. La superficie total es de 64.397 metros cuadrados, calificados como suelo urbano no consolidado, y un 88% está reservado a usos terciarios (comercios, oficinas, hostelería y ocio) y un 12% a terciario-hotelero. Se permite una altura máxima de edificación de nueve alturas en una superficie edificable de 50.000 metros cuadrados.

Además de ordenar la fachada, el plan general prevé obtener los suelos necesarios "para configurar un gran parque junto a la lámina de agua", dando "continuidad al paseo marítimo actual a través de los espacios libres del ámbito". El plan de Busquets contemplaba la conservación de las grúas a lo largo de Calvo Sotelo (solo queda una propia del puerto en funcionamiento tras el desmantelamiento para chatarra de otra hace unos meses) y de los Silos del Cantábrico, algo que también figura en la ficha del plan general. El documento de transformación podrá proponer la demolición de edificios situados frente a los jardines para dar continuidad al parque hasta el mar (Aduanas, Comandancia de Marina, Policía Nacional).