Aunque todavía muy presente en el día a día, hace ya casi diez años que la crisis irrumpió como compañera de viaje para gran parte de la sociedad española. Como lluvia fina, las consecuencias de una economía precaria y el envejecimiento poblacional imparable han ido moldeando la realidad de los hogares, también entre los coruñeses. Así lo atestigua la última encuesta estructural a hogares realizada por el Instituto Galego de Estatística (IGE), que muestra como una de las principales tendencias el incremento del número de hogares unipersonales en la ciudad, que pasan de representar un 19,53% del total en 2007 a un 26,7% en 2015.

A costa de esta tendencia, pierden relevancia las viviendas de parejas con hijos, que caen cinco puntos en ocho años (del 35,9% al 30,4%), mientras que las parejas que no tienen descendencia viviendo con ellos suben ligeramente, desde el 24,6% en 2007 al 26,48% en 2015.

Más hogares, más reducidos. La encuesta del IGE también muestra cómo el número de hogares registrados en la ciudad aumentó en los últimos ocho años, pasando de 94.843 en 2007 a un total de 104.593 en 2015. El aumento en esta cifra estuvo acompañado de una progresiva reducción en el número de personas que componen cada una de estas viviendas. Si en 2007, el número de miembros por hogar en A Coruña era de 2,54 personas, en 2015 había caído a 2,3.

Envejecimiento. La ausencia de relevo generacional y la emigración de los más jóvenes han ayudado a apuntalar el envejecimiento de la ciudad. Los datos de esta encuesta revelan cómo cada vez son más los hogares compuestos por personas de 65 o más años. Si en 2007, solo entraban dentro de esta franja de edad un 18,36%, en 2015 ya lo hacía el 24%, casi un cuarto del total.

Ingresos medios. Tampoco ha ido a mejor la capacidad adquisitiva de los coruñeses. Los ingresos medios por hogar no se han repuesto todavía después del varapalo de la crisis. En A Coruña, los hogares ingresaban en 2008 de media 2.406 euros netos al mes mientras que en 2015 esta cifra había pasado a 2.239 euros. La tendencia desde 2013, eso sí, es ascendente, ya que en ese año se alcanzó el mínimo histórico de la década, que fue de 2.139 euros.

Más allá de la caída de los ingresos en términos absolutos, las familias han tenido que afrontar esta caída al mismo tiempo que veían cómo la cesta de la compra se encarecía. Es decir, el descenso de los ingresos no tendría por qué ser necesariamente malo si el coste de la vida cayese con mayor intensidad, pero ha ocurrido justamente lo contrario ya que, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística, entre 2008 y 2015 la inflación aumentó un 8,5%.

La pérdida de la capacidad adquisitiva de los vecinos también se constata al analizar los diferentes tramos de ingreso por hogar. Por ejemplo, en 2008, los hogares que no ingresaban más de 1.000 euros netos al mes representaba un 16,85% del total. En 2015 la cifra ya ascendía al 22,19%. Un proceso a la inversa experimentaron aquellos donde antes de la crisis se ingresaban más de 4.000 euros, que cayeron desde el 14,98% al 10,29% de 2015.

Más hipotecas, aunque a menor precio. El número de hogares que cuentan con una hipoteca para financiar la compra de sus viviendas ha ido ganando peso en los últimos años. Si en 2007 contaban con esta carga el 19,98% de los hogares de la ciudad, en 2015 este porcentaje ha alcanzado el 23,22% del total. El gasto medio desembolsado para hacer frente a la hipoteca ha ido cayendo. Si en los últimos años de la economía boyante los hogares hipotecados se dejaban una media de 553,71 euros, hace dos años ya solo suponía un gasto de 437,67 euros. Entre las causas de esta tendencia se encuentra el descenso del Euribor, el índice de referencia que condiciona el interés de las hipotecas. En diciembre 2007 se encontraba en un tipo de 4,6% mientras que ocho años después estaba en un 0,08%.

Más peso de los alquileres, aunque a un mayor coste. La importancia del alquiler ha aumentado en la ciudad tras el estallido de la crisis a finales de la década pasada. Si en los últimos años de bonanza económica un 20,8% de los hogares financiaban su vivienda principal a través de este sistema, en 2015 ya lo hacía un 24.08% del total, casi un cuarto. El gasto medio por el alquiler de la vivienda principal en A Coruña también ha experimentado cambios. De los 316,39 euros que se pagaban de alquiler en 2007 se ha pasado a abonar un total de 329,12 después de ocho años.

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