Una gran aspa roja desdibujó en 2012 la inscripción PB sobre los terrenos de La Solana. Se consolidaba sobre el papel el confinamiento que fue sufriendo durante décadas una zona que en los 40 era playa. Un mes antes de la aprobación provisional del plan general, el Gobierno de Carlos Negreira decidía que los terrenos del complejo no serían "suelo dotacional público" sino "privado". Para el Ejecutivo era un cambio "legal" para no tener que expropiar la zona, que no tenían intención de gestionar. En 1999 el ámbito había perdido su condición de dominio público marítimo-terrestre, pasando a ser "bien patrimonial". La marca roja, cuya existencia se puede comprobar en la web municipal (www.coruna.es/urbanismo/es/rya-pgom), se completa con la exclusión de hotel Finisterre de los espacios libres del PGOM (1). El BNG auguró en 2012, sin errar, que este "cambiazo" precedía a una "gran operación de venta".