Un día después de conocerse la dimisión de José Manuel Dapena como portavoz municipal del PSOE, Mar Barcón hizo lo propio al frente de la secretaría general de la agrupación socialista local. La todavía concejal puso fin el viernes a cuatro años y medio como máxima responsable de la formación en la ciudad. Dice hacerlo para abrir paso a una nueva generación que deberá conducir el proceso de renovación que los socialistas iniciarán con el congreso federal de junio. Con su marcha, el PSOE coruñés pasará a ser gestionado a partir de la próxima semana por una gestora elegida desde Ferraz, para la que Barcón ya ha dado nombres.

-¿Por qué decidió presentar su dimisión ahora?

-A nosotros nos eligieron en junio de 2012 y llevábamos medio año de prolongación de mandato. Con el calendario que aprobó este sábado [por ayer] el Comité Federal, el proceso aún se prolonga ocho o nueve meses. A mí me parece que es necesario abrir un tiempo distinto hasta el congreso, un periodo en el que habrá asambleas, redacción de ponencias, de propuestas, etc. Es muy importante que en ese debate de ideas participe la mayoría de la militancia y yo no quería que se empobreciese todo ese proceso por culpa de un debate meramente orgánico.

-¿Habría dimitido si José Manuel Dapena no hubiese renunciado este jueves a la portavocía en el Concello?

-Seguramente ese hecho me reafirmó en la idea de que estábamos viviendo una dinámica empobrecedora para el proyecto socialista, en la que el foco estaba puesto permanentemente en debates internos. Me parecía que era una buena manera de cambiar el paso y, evidentemente, su dimisión fue lo que me hizo culminar una decisión que estaba muy meditada.

-Dapena dice que dimitió porque la reunión que mantuvo con el alcalde se hizo a sus espaldas. Viendo la situación en perspectiva, ¿piensa que obró mal al no informarle del encuentro?

-No le daría más vueltas a una cuestión que para mí no tiene que seguir siendo cuestión de debate. Al final, siempre debatimos sobre cuestiones que no tienen importancia. Lo relevante es si somos capaces de que el Gobierno local atienda la reflexión que hace el PSOE. La ciudad no vive un buen momento, la Marea no ha dado el resultado esperado, no se está gestionando con agilidad y no se acierta en las prioridades. El debate no puede centrarse en si tomo un café en casa de Francisco Cerviño. Se trata de dar un nuevo rumbo a la ciudad.

-¿Acercó posturas con el alcalde en esa reunión al menos?

-Más que de puntos concretos, era una reunión para tratar de acordar un ánimo que permitiese llegar a acuerdos, para dejar de mirarnos con recelo. Al fin y al cabo, da la casualidad de que una de las dos fuerzas políticas gobierna porque la otra la apoyó. No tiene sentido seguir con esa relación. Las relaciones personales son importantes, especialmente en la vida local, y es importante encontrar el tono del diálogo. Solo se trataba de eso.

-Después de los encuentros, ¿ve reconducible la situación?

-Espero que sí.

-Habrá mucho votante socialista que se pregunte cómo se ha llegado a esta situación en el PSOE local, con dos dimisiones consecutivas. ¿Qué les diría?

-Yo pienso que el PSOE está viviendo en los últimos años una dinámica de mucho debate interno, que es bueno, pero también de mucha división, que es mala. Y esto es algo que pasa a todos los niveles. Desde hace años estamos convirtiendo una fortaleza y una buena idea, como son los debates internos y las primarias, en una debilidad. Los debates internos en el PSOE nunca se cierran, las diferencias y proyectos alternativos que hay dentro no acaban de asumir la votación a pesar de que gane otra opción y siempre persiste esa división. Llegamos a un punto en que las diferencias parecen más irreconciliables dentro del partido que con los adversarios de fuera. Tenemos un proyecto lleno de grietas por eso. Eso no es ajeno al ámbito local, pero aquí se le une el hecho de que aquí en la ciudad perdimos el poder después de 28 años.

-¿Desgasta a nivel interno el hecho de no estar en el Gobierno local?

-Lo que se genera es que toda la energía de la agrupación, que durante esos 28 años estuvo más contenida porque lo prioritario era la institución y el Gobierno, de repente estalla. Nosotros aspiramos a cambiar la sociedad, queremos hacerlo desde el Gobierno y esa es nuestra vocación. No poder hacerlo genera, no solo una cierta frustración, sino que se ahonde en debates más estériles, de organización interna, de cuestiones que tienen mucha importancia para la militancia pero menos para los ciudadanos.

-En su carta de despedida dijo que los fracasos de estos años le corresponden en exclusiva a usted. ¿En qué cree que se ha equivocado?

-Quien se pone delante para liderar una agrupación tiene que asumir los errores que se cometen. Ahora estamos hablando de una situación complicada, de mucho debate y desunión en el proyecto. Es evidente que me habría gustado acertar más en los canales para integrar a todo el mundo y que todas las voces se sintiesen representadas en el proyecto que representé yo y que apoyó una amplia mayoría en la agrupación. No fui capaz de eso, y, evidentemente, asumo que quien lidera tiene responsabilidad de un porcentaje importante de las cosas que salen mal.

-José Manuel Dapena la propone a usted para sucederle como portavoz municipal. ¿Estaría dispuesta a volver a asumir esta responsabilidad?

-No, en absoluto.

-Ha trascendido que usted propuso a José Manuel García.

-Nosotros mantuvimos una reunión del grupo municipal y hablamos de varias cosas. La primera, de esa reflexión que le hicimos a Marea Atlántica sobre el estado en que se encuentra la ciudad. También hablamos de las posibilidades que se abren para la portavocía y acordamos darnos unos días para discutirlo. Como nos hemos dado ese tiempo, me reservo mis aportaciones para las reuniones internas del grupo.

-¿No tiene ningún candidato favorito?

-No se trata de favorito. Como comprenderá, me presenté a la Alcaldía y llevé de número dos a José Manuel García. Si yo no pensase que él está capacitado para formar parte de un gobierno no lo hubiese llamado y si puede estar en un gobierno también puede ser portavoz de la oposición. Lo mismo cabe decir del resto de compañeros que están hoy en el grupo municipal. Vamos a hablarlo en el ámbito interno porque es lo mejor.

-Dentro del grupo municipal del PSOE hay concejales con los que se distanció desde hace año y medio y que han exteriorizado sus diferencias. ¿Se siente traicionada por este tipo de comportamientos?

-En absoluto y, además, me parece que no se trata de eso. Los concejales del PSOE tienen conocimientos, trayectoria y capacidad para opinar y aportar su punto de vista. Siempre sugiero que las reflexiones se deben hacer en el ámbito más interno pero me parece que no digo nada nuevo si digo que Yoya Neira, Pepe García, Silvia Longueira, Fito Ferreiro o José Manuel Dapena son compañeros con capacidad y recursos de sobra para ofrecer unas opiniones siempre válidas. A pesar de las diferencias que pueda haber, siempre hay una forma de llegar a trabajos en común.

-¿Acabará el mandato como concejal?

-No lo sé, no somos dueños de lo que pasará mañana. Yo me mantendré como concejal mientras piense que puedo aportar y ayudar algo, con propuestas con las que mejorar la ciudad. En el momento en que piense que aporto más estando fuera del grupo, saldré.

-Si la relación el Gobierno local se reconduce y finalmente se acuerda una coalición, ¿se ve volviendo a asumir labores de gobierno?

-La verdad es que no me veo en este momento.

-¿Por qué no? ¿Es por miedo a ser vetada por la militancia de la Marea?

-No tiene que ver con eso. Yo soy médico de vocación. En 2011 decidí compatibilizar el trabajo al frente de la oposición con el ejercicio de la medicina. Es lo que me gusta y ahora estoy muy a gusto con este trabajo y me parece que hay otros compañeros que tendrían más tiempo para dedicar a unas labores de gobierno. Yo estaré para respaldarles y para apoyarles en lo que haga falta.