El comercio alejado de las grandes superficies -unas veces llamado pequeño comercio o tradicional, otras veces local, de barrio o de proximidad- respira a distinto ritmo en las áreas comerciales del centro de la ciudad: con dificultades, entrecortadamente, en la zona Obelisco; estable, con fortaleza en sus pulmones, en el Distrito Picasso.

En Obelisco son más numerosos los carteles de liquidación por clausura, traspasos o alquileres, algunos pegados en los escaparates después de las recaudaciones de las últimas navidades y con la previsión de cerrar en pocas semanas o meses, como ocurrirá en Calzados Loren, Endulze, o Más x Menos. Aunque en los últimos años se ha dinamizado la alternancia de cierres y aperturas; la pequeña tienda de ropa de bebés Caricias de Algodón y el ambicioso complejo conceptual en más de una planta El Almacén, que combina hostelería, cultura y diseño, son dos ejemplos muy recientes.

En Picasso, donde el alquiler de los locales es elevado pero apenas los hay sin ocupar, son habituales los cambios de ubicación del mismo establecimiento en la misma zona o desde calles cercanas y las rápidas instalaciones en los espacios cuando un negocio acaba su actividad y no vuelve a abrir o se moviliza. Otro ejemplo: hace cinco meses abrió Poe para vender ropa de diseño autóctono donde hasta entonces estaba La tienda de mi vieja, que se desplazó con sus prendas deportivas a un local más grande de la manzana contigua.

Área Obelisco y Distrito Picasso son dos casos de zonas comerciales urbanas que, desde sus ubicaciones, conviven en A Coruña con otras áreas de alta densidad de población y proliferación de tiendas y con las empresas multinacionales asentadas en superficies grandes. Como las demás y, en menor medida, como los gigantes del comercio, han pasado por periodos de pesimismo provocados por la crisis económica global desde finales de la pasada década, y en los últimos años han entrado en fases más desahogadas propiciadas por la recuperación del consumo, a lo que ha ayudado la aparición de novedosas iniciativas comerciales. Pasadas las navidades y en plenas rebajas, afrontan con optimismo, aunque distinto, una nueva temporada.

"Ahora en Obelisco abren y cierran locales con más frecuencia. Se producen unas rotaciones de negocios volátiles más veloces que hace unos pocos años porque la gente tiene menos miedo a cerrar, al qué dirán. Unos autónomos quieren asentarse y otros autovendedores experimentan. Es tanto una señal de agilidad comercial como de inestabilidad de los negocios, lo que también da un poco de pena", resume Antonio Amor, presidente del Área Comercial Obelisco.

Belén Chaver, al frente de Distrito Picasso, advierte también un ritmo ágil de inauguraciones y cierres en su privilegiada zona entre las plazas de Pontevedra, de Lugo y de Vigo, con las marcas de Inditex concentradas en pocos metros cuadrados y focos de atracción de consumidores, aunque los locales con la verja bajada se cuentan con los dedos de una mano: "Tener una tienda aquí es muy caro desde que subieron las rentas, por el año 2014, por lo que para consolidarse hace falta tener un negocio muy claro, trabajar mucho y mantenerse al menos cinco años. Abren comerciantes con trayectoria y experiencia, gente que ya sabe bien lo difícil que es ser empresario".

Hoy el metro cuadrado de un local comercial en el Distrito Picasso oscila entre los 40 y los 45 euros, cuando hace dos años rondaba los 35. El alza del precio se debe al tirón de las tiendas de Inditex y a las facilidades de desplazamiento que tienen los consumidores en la zona. "Es el área comercial más influyente de la ciudad, más que Marineda City", asevera el presidente del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de A Coruña, Herminio Carballido. "Con esos precios, ningún propietario vende pese a que haya postulantes para comprar. A los locales se les saca una altísima rentabilidad que permite a los dueños elegir a quien más puje".

Las rentas no son las mismas en las principales calles comerciales de la zona Obelisco: no han bajado los precios de los alquileres, pero en San Andrés, hoy todavía devaluada y con la movilidad más complicada, varían entre los 25 y 28 euros el metro cuadrado, y en la calle Real no bajan de los 30 euros, resume Carballido. "Mientras San Andrés no se arregle la calle no se va a recuperar. No hay armonía, no hay belleza. Yendo hacia María Pita la acera de la derecha aún menos mal, pero la de la izquierda sufre. En la calle Real hay más fluctuaciones, se abre y se cierra y la ocupación roza el cien por ciento", comenta.

En la zona de la milla de oro comercial de la ciudad, el Distrito Picasso, hay continuo tránsito de viandantes. Inditex, dominador absoluto de la calle Compostela con la apertura reciente de su megatienda, atrae y los demás se benefician en distinta medida. Domina el sector textil para distintos perfiles de clientes y bolsillos y, además de restaurantes y cafés, hay peluquerías, agencias de viajes, anticuarios, jugueterías y tiendas con artículos para bebés o aparatos electrónicos. Chaver subraya que "en Picasso no te puedes arriesgar". "El primer año eres la novedad, el segundo te adaptas, el tercero creces... si llegas al quinto año tienes una trayectoria sólida", resume.

Negocios similares los hay en el área Obelisco, pero la zona añora un pasado de solera, con el ciudadano más presente y las tiendas llenas. En los últimos años el goteo de cierres ha sido casi continuo -Torreiro, salvo uno o dos casos, ha sido la última calle en vaciarse de comercios- y el feísmo urbano en calles como Santa Catalina o San Andrés ha dañado el atractivo del área. Pero ese declive pausado se ha alternado con la aparición de emprendedores nuevos con decisión para abrir ambiciosos proyectos, como El Almacén, o para instalarse temporalmente en mercadillos colectivos, como en el solar de La Base las últimas navidades. Amor resalta que, pese a los golpes, los empresarios "jóvenes o de mediana edad" no se asustan y se arriesgan en Obelisco.

No hay ciencia exacta en una actividad como el comercio, que tanto depende de la capacidad de los consumidores y de las tendencias sociales. Cada negocio tiene sus particularidades, su propia historia, aunque hay reflexiones expertas, como la de Goretti Torreiro, de Luna Lunera, que sirven para advertir de las falsas impresiones sobre una dedicación muy sacrificada: "La gente se cree que abrir una tienda es hacer caja y recoger frutos, pero para ello hay que trabajar mucho, mucho. La renta, los impuestos, los empleados? Antes había más paciencia, más trabajo, más sacrificio, pero hoy nos hemos acostumbrado a oír que los comerciantes son más materialistas".