En el reino de Riemfer, Jack, un muchacho de apenas 16 años es acusado de asesinato y condenado a la esclavitud. De repente, y sin poder hacer nada por evitarlo, el chico deja de tener derechos a ojos del mundo, pasando a manos de Ramiel, un poderoso hombre conocido como El Conde Loco. Ese es el argumento de El miedo de los esclavos, la primera parte de la heptalogía de fantasía con la que Rebeca Escribano se estrena en el mundo de la literatura. El libro, que saldrá a la venta el 1 de marzo de este año, se presenta mañana a las 19.00 horas en el Fórum Metropolitano, donde se podrán adquirir ejemplares de forma limitada para que la autora los firme.

-Este es su primer libro, ¿por qué decidió estrenarse con una fantasía?

-La mayoría de mis relatos están dentro del género de la fantasía. También escribo un poco de ciencia-ficción, novela histórica... Pero esto es lo primero que se va a publicar, un proyecto en el que llevo trabajando más de tres años.

-Tres años son bastante tiempo, ¿qué fue lo más complejo del proceso creativo?

-El proceso más complejo fue la documentación. No es una novela al estilo de El Señor de los Anillos, no hay elfos ni trolls, pero la documentación que necesité fue grande. Estuve estudiando muchísimo acerca de cómo era la esclavitud en Grecia, Roma, Norteamérica, Sudamérica... En un montón de civilizaciones, para luego poder plasmarlo dentro de la novela y que el conjunto fuera creíble.

-Cuando empezó a escribir era muy joven, y escondía sus relatos para que nadie los viera. ¿Cómo se pasa de ese punto a publicar un libro?

-A los escritores siempre nos da cierto temor que la gente nos lea por primera vez, pero al final me decidí. Quería sacar esta parte profesional adelante, y ver lo que opinaba el público sobre la historia.

-¿Y cómo nació esa historia?

-Pues la verdad es que esta es la tercera o la cuarta vez que la reescribo. Cuando me puse a escribirla con 18 años fantaseaba mucho y metía verdaderas locuras. Pero luego me di cuenta de que los personajes de los libros no son ni buenos ni malos, sino humanos, así que tuve que reescribirla por completo.

-¿Cómo acabó siendo Jack?

-Jack acabó siendo impulsivo, alguien que actúa sin pensar, aunque evoluciona mucho a lo largo de la novela. Se mete en muchos líos, contesta a todo el mundo... Es un niño.

-Pasará a ser propiedad de Ramiel, El Conde Loco, ¿por qué ese apelativo?

-Porque es un sádico. Se aprovecha de que los esclavos están considerados objetos para comprarlos, torturarlos, y después pintarlos. Un poco como hacía Caravaggio, que se metía en problemas, acababa asesinando a gente, y después la pintaba.

-No parece que la vida con él vaya a ser fácil.

-No lo será en absoluto. Pondrá a Jack a trabajar en la agricultura junto a Leví, otro de los esclavos, y lo llamará continuamente para torturarlo.

-Es un niño al que torturan, ¿es una novela dura?

-Sí, es una obra innecesariamente cruel en ciertos momentos.

-Es un gran cambio en la vida de Jack, ¿también cambiará la de Ramiel?

-Exacto. La llegada de Jack será como un huracán, un brote de inspiración muy grande. Y llegará un punto en el que ya no lo tratará como a un esclavo más.

-¿Se verá su parte humana, entonces?

-Sí. De hecho el problema que tuve es que un par de amigos que estaban haciendo de lectores 0 me decían que les fascinaba. Y yo no lo entendía, porque lo que tenía que provocarles era miedo. Tuve que meter un capítulo en el que se viera explícitamente cómo era su rutina para que la gente se diese cuenta de que no eran habladurías. Ramiel realmente se divierte así.