El Concello acompaña su propuesta para humanizar los márgenes de Alfonso Molina de una serie de actuaciones dentro de la calzada. Aunque Fomento le solicitó un proyecto para los bordes de la avenida, para incorporarlo a las obras de ampliación previstas por el ministerio en el acceso a la ciudad, durante la redacción del plan municipal, sus autores vieron necesario sugerir un conjunto de propuestas dentro del asfalto. El objetivo es reforzar la "condición urbana" de la avenida. ¿Cómo? Por ejemplo, distinguiendo visualmente los carriles para los que se pactó una velocidad máxima de 50 kilómetros por hora, estableciendo paradas para automóviles, dando protagonismo a las paradas de autobuses o incluso adelantando simbólicamente el inicio de la ciudad para el conductor.

Entre los cambios en la propuesta de Fomento consensuados con el Concello está la velocidad máxima. Se reduce, en general, de 80 a 70 kilómetros por hora. Y en los carriles laterales, que enlazan con las incorporaciones y salidas y que estarían más próximas a las futuras zonas peatonales, no se podrá pasar de los 50 kilómetros por hora. A partir de esta situación, "la propuesta quizás más singular por su impacto visual" es la de cambiar el color del pavimento en los carriles de menor velocidad: tres por sentido quedarían del color del asfalto y uno o dos carriles en rojo en los bordes en contacto con las áreas peatonales.

La meta es "reducir la velocidad efectiva" y aumentar la seguridad de los peatones y de los conductores. También permitir la "visibilización" de una avenida "menos agresiva y más urbanizada". Tras explicar la forma de conseguir esa coloración (incorporándola como aglomerado o con un tratamiento sobre la rodadura), recopilan una serie de ejemplos de experiencias similares, "incluyendo varios proyectos del Ministerio de Fomento", además de viales en Europa y Estados Unidos. También mencionan el paso rodado al lado de la playa de Mera (aunque este implica un cambio en el material "implanteable" para Lavedra).

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En un segundo punto y "como idea a estudiar", el documento realizado por Partidarios da Cidade Sociedade Cooperativa, se plantea la posibilidad de rectificar "ligeramente" todos los enlaces de incorporación y salida de la avenida, "igualando su radio de giro al menor existente en la actualidad en los nudos donde se enlazan las grandes avenidas a través de giros de 270 grados". Permitiría, dicen, ganar ciertas superficies para el ámbito peatonal y contribuiría a reducir la velocidad. Aclaran que habría que estudiar su viabilidad con los servicios de ingeniería del Concello.

En tercer lugar, el plan solicita "explicitar el comienzo de la ciudad". Actualmente, explican, al circular por la AP-9 en dirección al centro, existen señalizaciones de velocidad máxima de 100 km/h a la altura de Palavea y la señal indicativa del comienzo de A Coruña incluso más tarde (A Pereiroa). Esta situación, sostienen, "apoya la identificación de la avenida como una vía interurbana que no llega a la ciudad hasta alcanzar las primeras torres de Matogrande" o incluso hasta alcanzar el viaducto de Juan Flórez o el Obelisco. El objetivo de esta propuesta es "visibilizar el final de la autopista" y el comienzo del centro urbano, "planteando algún tipo de intervención", aún por definir, "ya en el primer viaducto sobre la autopista de la AP-9. "Es simplemente conseguir que este punto refleje la necesidad de comenzar un nuevo modo de conducción porque se ha llegado a la ciudad", razonan.