El escritor Juan Jacinto Muñoz Rengel presenta este miércoles a las 20.00 horas en el Centro Ágora su libro El Gran Imaginador, la historia de Nikolaos Popoulos, un hombre capaz de sobrepasar los límites de la inventiva. El ateniense, que sueña con ser escritor, se verá constantemente envuelto en una serie de rocambolescas aventuras, en las que se encontrará con iconos tan conocidos como la Condesa Sangrienta y Miguel de Cervantes.

-El Gran Imaginador es una novela que ensalza el valor de la imaginación. Sin embargo, tiene mucho rigor histórico. ¿No es una paradoja?

-Sí, de hecho el debate que trato de iniciar con la novela es justo ese. Yo creo que la ficción es una manera de hablar de nuestra realidad, no tiene por qué ser algo completamente ajeno a nuestro mundo. En esta obra hay una documentación, un fondo histórico, y un montón de datos reales, incluso algunos que pueden parecer poco creíbles. Pero también hay una fabulación a partir de esa base, porque la ficción tiene la obligación de explicar aquello que los historiadores no pueden contar: los pensamientos y sentimientos de los personajes.

-Habla de datos que parecen irreales, ¿me puede poner algún ejemplo?

-Uno es el relativo a las prácticas de la Condesa Sangrienta, que tiene el triste récord de ser la asesina en serie que más víctimas ha matado. Hay un episodio que sucede en las catacumbas de su castillo, en el que muchos lectores piensan que he reinventado la historia. Pero toda la tortura que aparece ahí está calcada de la realidad. Esa mujer sí ordenó que se construyera todo un sistema de tuberías a través de su castillo para bombear la sangre desde donde torturaban a las víctimas hasta su bañera.

-El fondo en el que ambienta esas historias es el Imperio Otomano, ¿por qué escogió ese escenario?

-Porque me parecía importante tender ese puente. Es un lado del mundo más desconocido para nosotros, porque siempre nos hemos quedado en occidente. No nos damos cuenta de que aumentando las distancias lo único que hacemos es que la crisis sea mayor.

-Es el ambiente en el que se mueve Popoulos. ¿Nació antes él o su historia?

-Lo primero que nació fue la parte histórica. Sabía que quería ese período porque había una serie de hechos que me interesaban, como las primeras campañas políticas o el comercio de reliquias religiosas. Eran los inicios de la modernidad, y quería que mi personaje viajara por ellos. Sin embargo, ese protagonista estaba muy desdibujado hasta que se me ocurrió darle una habilidad imposible: la imaginación ilimitada, que pudiese adelantarse a su época y soñar sin la ayuda de lo que otros hubiesen pensado antes.

-¿Realmente es imposible? Siempre ha habido visionarios.

-Sí, pero siempre se basaban en algo. Verne, por ejemplo, se estudiaba la teoría científica del momento y a partir de eso proyectaba qué podía surgir en el futuro. Incluso la invasión extraterrestre de la que hablaba Wells, se escribió porque en la cultura del momento había cierta inquietud en torno a los alienígenas. Pero ningún griego clásico podría haber escrito Matrix, le faltarían un montón de referencias. Sin embargo, Popoulos puede adelantarse siglos.

-En el libro hace muchas referencias a grandes escritores de la historia. ¿Por qué, entre todos ellos, decidió centrarse en Cervantes?

-Para mí es el inventor de la novela contemporánea, y lo hace adelantándose a su época, por eso me interesaba mucho. Traté de crear un marco para Cervantes a través de Popoulos. A Popoulos le suceden muchas cosas que luego Cervantes conoce y que se supone que le inspiran para determinadas escenas del libro que escribiría después, El Quijote.