La cuestión de confianza es un mecanismo del que acostumbran hacer uso los gobiernos en situación de debilidad plenaria para sacar adelantes asuntos a los que no es posible dar luz verde por la vía de la negociación con la oposición. Tal y como recoge la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (Loreg), solo se puede convocar una cuestión de confianza si se vincula a la aprobación de un presupuesto, del nuevo sistema de impuestos y tasas, del reglamento orgánico municipal o del planeamiento urbanístico general.

Independientemente del motivo de fondo, lo que se votará en el pleno de hoy es si el actual Gobierno sigue contando con el apoyo de la mayoría de la Corporación, tal y como ocurrió en el pleno de investidura, el primero del mandato. La apuesta entraña riesgos. Si efectivamente la Marea recibe más votos a favor de su continuidad que en contra, no solo seguirá al frente del Concello sino que se aprobará el proyecto de presupuestos en fase inicial. Sin embargo, si son más los votos en contra, se abriría un plazo de un mes en el que la oposición podría orquestar una moción de censura y someter a votación del pleno la investidura de un Ejecutivo alternativo, al que PP y PSOE estarían obligados a dar encaje.

Pudiera darse el caso de que la mayoría del pleno votase contra el Gobierno de Ferreiro hoy y un mes después la oposición no fuese capaz de consensuar una alternativa. En ese caso, la Marea seguiría ostentando el bastón de mando y los presupuestos se aprobarían en fase inicial, solo que un mes más tarde.

Tras esta aprobación inicial, el Gobierno deberá abrir un periodo para presentar alegaciones, aunque estarían muy limitadas y solo se podrían presentar en caso de que los presupuestos fuesen ilegales o presentasen algún tipo de error. Es decir, la oposición no podría modificar las cuentas atendiendo a preferencias o criterios políticos como sí hizo el pasado año a través de la presentación de enmiendas en el pleno contra el proyecto del Ejecutivo municipal.