Ser motorista y viajar por carretera multiplica los riesgos de salir mal parado de un accidente. Este colectivo, por ejemplo, ha hecho bandera en los últimos años de batallas como la retirada de los guardarraíles y su sustitución por otras barreras de protección más seguras, ya usadas en otros países europeos. Pero no hay que salir a las vías interurbanas para encontrar peligros. La Unión Internacional para la Defensa de los Motociclistas ha denunciado al Concello por la presencia de badenes de goma -también conocidos como cojines berlineses- que consideran "ilegales".

La asociación apunta en este caso a dos de estos dispositivos situados antes de un paso de peatones junto a la Comisaría de Policía de Lonzas. Fuentes de la Concejalía de Mobilidade Sostible consultadas por este diario aseguran que retirarán estos reductores de velocidad "a la mayor brevedad", ya que las inspecciones realizadas in situ demuestran que no cumplen con la normativa establecida por el Ministerio de Fomento. Estos cojines fueron instalados en el primer semestre de 2015 por el anterior Gobierno local del PP, según la actual concejalía.

La Unión Internacional para la Defensa de los Motociclistas asegura que este tipo de reductores de velocidad, que también se pueden ver en la calle Marqués de Figueroa, provocan que muchos vehículos ocupen parte del carril contrario para esquivarlos, dando lugar a malos ámbitos en la conducción.

"Son un peligro y un foco de problemas de columna para los motoristas y conductores de coches", comenta José Conde, presidente de la entidad deportiva Salvador de Madariaga Tenis Club. Desde hace años, y ante la falta de una asociación de motociclistas coruñeses, ha peleado por dar visibilidad a los problemas del colectivo motero del que él y otros tantos miembros de su asociación se sienten parte. A iniciativa suya, el Concello ya retiró hace años dos cojines berlineses -a los que, recuerda, en Portugal se refieren popularmente como "policías tumbados"- en la avenida Salvador de Madariaga.

Los usuarios de la motocicleta, sin embargo, encuentran más obstáculos al circular por las calles de la ciudad. Los pasos de peatones, por ejemplo, son uno de los grandes frentes de guerra del colectivo en los últimos años. Las tradicionales líneas de pintura blanca son un foco de resbalones y caídas cuando la superficie está mojada. Aunque durante el anterior mandato del PP ya se comenzó a mejorar la seguridad estos cruces con un nuevo sistema que deja sin pintar una de las bandas en cada carril, mejorando así la adherencia, José Conde denuncia que todavía son muchos los pasos de cebra sin adaptar. "En muchos, después de haber sido repintados en varias ocasiones, se forma una capa de pintura blanca de varios centímetros que es un peligro", alerta.

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Los riesgos de ser motorista en A Coruña

El entorno del paseo marítimo también está plagado de puntos negros, a juicio del presidente de la entidad deportiva Salvador de Madariaga Tenis Club. El primero de ellos se encuentra en el cruce entre la calle Regidor Somoza y el paseo Marítimo, junto a la delegación de Hacienda. Allí una rejilla de en torno a dos metros de largo y un metro de ancho se encuentra en medio del paso de peatones, obligando a los conductores de moto a extremar la conducción sobre ella en días de lluvia.

Pero el peor enemigo de esta zona para las motos son las vías del inutilizado tranvía, que están integradas en la calzada en el tramo que va desde el hotel Meliá María Pita hasta el castillo de San Antón. Más allá de los resbalones que puede provocar el hierro, Conde Corbillón resalta el peligro que suponen las grietas y bordes que se fueron creando entre las vías y el asfalto en los últimos años. "En moto, cualquier grieta en la calzada causa un meneo que, aunque vayas recto, te desestabiliza", denuncia.

El concejal de Mobilidade Sostible, Daniel Díaz, había asegurado en una entrevista con este diario en septiembre que el Concello estaba estudiando la posibilidad de tapar estas vías a lo largo del paseo marítimo, aunque por el momento no se ha hecho nada.