Dragados se resistió durante un año a hacer la reforma del estadio de Riazor, que había ganado en un concurso en el que ofreció mejoras técnicas al proyecto y una baja económica de 2,9 millones a 2,5 millones. Se llevó los 100 puntos posibles pero, tras colocar el cartel de obra en la avenida Manuel Murguía y proceder al análisis técnico de las estructuras para comentar los trabajos, decidió unilateralmente que eran inviables con el proyecto planteado y con el dinero que ella misma había ofertado. Se abrió una larga época de tiras y aflojas con el Concello de A Coruña. La constructora contrató a una consultora de ingeniería en Madrid que le daba la razón y el Concello acabó echando mano de profesores especialistas de la UDC. Paralelamente, los servicios municipales exigían oficialmente sin éxito hasta tres veces que iniciase las obras.

El Gobierno local de A Coruña acabó por rescindir el contrato en otoño para, justificó, no acabar enredado en años de conflicto judicial que retrasarían más la reforma. En su lugar, se planteó una obra de mayor calado y el triple de presupuesto para dar longevidad a las gradas más antiguas y en peor estado a las que, según un informe del área de Deportes, solo tienen 16 años de expectativa de vida útil. Tal y como desveló este periódico en mayo del año pasado, las discrepancias de Dragados bloquearon el inicio de los trabajosDragados , cuya acta de replanteo, de junio de 2015, verificaba que la ejecución del proyecto era "viable". En noviembre, Dragados concluía que no haría los trabajos. El l marzo de 2016, el servicio municipal de Edificación le reordenaba que los iniciase después de recibir su solicitud de "suspensión temporal total". La exigencia se repite en abril y en mayo, cuando el Concello desestima la solicitud de suspensión del contrato de ejecución. Dragados veía problemas en las gradas más antiguas, las de Tribuna y Preferencia, hechas para el Mundial del 82 (las otras dos son de 1997).

El informe que sustenta esta última reclamación es del 22 de abril, elaborado por dos catedráticos y un profesor de Estructuras de la Escuela de Arquitectura de la UDC. La conclusión es que las obras son "completamente viables desde el punto de vista técnico". Llega a proponer soluciones para los problemas que veía Dragados a la hora de ejecutar los trabajos en las gradas con peor estado. Por tanto, desde su análisis sin matices, Dragados hizo una oferta con la que se impuso a otras empresas del sector que podía y debía cumplir. A pesar de los requerimientos del Concello, la empresa siguió diciendo que no.

¿Reparar y no sustituir es la solución ideal para los profesores de la Universidad coruñesa? Los redactores de este informe aclaran que el Concello no les solicitó este análisis y que es una decisión "económica y política" pero también afirman en el texto que se debería haber hecho un análisis previo a que el Gobierno del PP encargase cualquier plan en Riazor, para ver si la mejor solución para el futuro de la estructura y las cubiertas era la reparación o la sustitución, teniendo en cuenta aspectos como su estado de deterioro, la falta reiterada de mantenimiento y la proporción entre la inversión que se hiciese y los gastos que acarrearía en un futuro una solución de menor envergadura.

"Entendemos que una decisión sobre el tipo de actuación a llevar a cabo, debería de haber comenzado en una fase muy anterior a la elaboración de cualquier proyecto de ejecución, con la caracterización precisa del estado de conservación de cada uno de los elementos que configuran el sistema estructural", mencionan en su informe, al que ha tenido acceso este diario. Entienden que "es preciso establecer un horizonte temporal de servicio para la estructura como factor decisivo".

"Carece de sentido afrontar unos trabajos de conservación, con un coste determinado y que conduzcan inevitablemente a la necesidad de afrontar nuevos trabajos en un futuro temporal breve, generando así un coste de mantenimiento que en escaso tiempo superaría el valor de reposición a nuevo de un sistema estructural sustitutivo", añaden los especialistas, que ponen de manifiesto "la ausencia de precisos trabajos de mantenimiento, aspecto que consideramos fundamental en un tipo estructural sensible como el que nos ocupa, expuesto a un medio agresivo como el que corresponde al medio urbano-marino de su situación". "Y es en este aspecto, el del mantenimiento en el pasado y el de previsión de mantenimiento en el futuro el que podría determinar la idoneidad de afrontar unos trabajos de reparación o sustitución como los que plantea el proyecto redactado", interpretan.

La nueva obra, de siete millones de euros frente a los 2,9 que presupuestó el PP, comenzará, si se cumplen los plazos, en verano de 2018. Los populares volvieron a pedir ayer la dimisión del alcalde, Xulio Ferreiro, porque los documentos del expediente "avalan la viabilidad del contrato" al que renunció "sin pedir indemnización". También por convocar un "paripé" con el club y no acudir por ir a Lugo a una cita "intrascendente". Desde el Gobierno local responden que evitaron "un litigio judicial que paralizaría la obra años" y que harán "una inversión histórica en la cubierta". Dicen que es "insultante" que llamen "intrascendente" a una reunión (Eixo Atlántico) en la que había una decena de alcaldes, incluidos del PP.