Carmen Quiroga, de No sin Valentina decidió instalar la tienda en A Falperra por dos razones: le quedaba cerca de casa y, además, buscaba un local grande que le permitiese tener varios espacios diferenciados. "Tenemos una zona de tienda, otra de pruebas y otra de taller, que es lo que buscábamos", comenta. A pesar de que la marca tiene ya diez años, la tienda solo tiene cuatro. "Aunque no está en un sitio de paso, está relativamente cerca de la plaza de Vigo, además, está muy bonita y, quien se pare en el escaparate puede entrar a verla", explica. Fue en el escaparate y en el trabajo que no se ve de la tienda donde reconoce que más aprendió del curso. "Nos dijeron que teníamos que hacer un reclamo para la marca y nos enseñaron también a promocionarnos más", describe Quiroga, que confiesa que, cuando creó la firma, hizo una página web que no había renovado demasiado, por lo que ahora, está "en proceso de cambios".