La multimillonaria reclamación económica realizada al Concello por Albada, la sociedad gestora de la planta de tratamiento de basuras de Nostián, recibe un frenazo por parte del Juzgado de lo Contencioso número 2 de A Coruña, que solo estima parcialmente su recurso. Exigía 32,5 millones de euros por un supuesto desequilibrio económico de la concesión. La sentencia, firmada ayer y que puede ser recurrida, sí admite compensar a la empresa por la construcción de uno de los vertederos en los que depositó residuos que no pudo tratar con 4,6 millones de euros, aunque esa cantidad debe ser actualizada según el IPC desde el año 2009 e incrementada con los intereses acumulados.

El Concello estudia en la actualidad si opta por recurrir el fallo judicial y cuál puede ser el importe definitivo que debería abonar de acuerdo con la resolución del juzgado, que da un fuerte varapalo a la mayor parte de los argumentos planteados por la concesionaria para justificar su reclamación. El recurso fue presentado por las dos empresas que gestionan la planta bajo la denominación comercial de Albada -Babcock Komunnal y Urbaser-, de las cuales la última es la que posee una mayor participación. Esa compañía, que pertenecía al grupo español ACS, fue adquirida el pasado mes de septiembre Firion Investments, filial de la corporación china CNTY.

Albada efectuó su primera petición al Concello en 2009, momento en que aceptó algunas de sus exigencias, aunque no contestó a otras, por lo que en 2011 volvió a plantearlas. Tan solo dos días antes de las elecciones municipales de ese año, el Gobierno local de PSOE y BNG acordaron con Albada compensarla con 3,37 millones cada año durante una década por los sobrecostes surgidos en la explotación de la planta. Tras la victoria electoral del PP, el nuevo Gobierno encargó auditoría técnica y otra económica, que solo publicó hasta que se lo ordenó un juez tras una demanda del BNG. La empresa presentó en julio de 2014 un recurso en los juzgados para reclamar 32,5 millones.

Albada atribuía esa cantidad al coste de las mejoras realizadas en la línea de tratamiento de la basura inorgánica, valorado en 967.000 euros; en los trabajos de ampliación del vertedero por 8,8 millones; en la construcción de las naves de elaboración de combustible derivado de residuos, calculada en 9,7 millones; en la explotación de esas naves entre 2011 y 2014 por valor de 508.000 euros; en el tratamiento de los rechazos de 2007 a 2010, estimado en 10,6 millones; en las obras de ampliación de la nave de compostaje, valoradas en 281.000 euros; el sellado de la primera celda del vertedero, que costó 994.000 euros; y el mantenimiento de ese depósito tras su clausura, calculado en 649.000 euros.

Para la gestora de la planta de Nostián, todos estos sobrecostes le causaron un desequilibrio económico del que culpaba al Concello, al que exigía que le compensase con 32,5 millones para restablecer la estabilidad financiera. Pero el juzgado considera que esa petición "carece de amparo alguno" y que además supondría "recompensar al contratista objetivamente incompetente e incumplidor de las obligaciones que tenía como licitador en primer lugar y como adjudicatario luego de la concesión".

La sentencia niega también que pueda hablarse de enriquecimiento injusto del Concello como razonaba Albada al citar los gastos que tuvo que afrontar en sus instalaciones y que a su juicio debían abonar las arcas municipales, ya que señala que esas inversiones fueron "consecuencia de los errores de la demandante" en su gestión. Según el fallo, el Concello no solo no se lucró gracias a los costes asumidos por Albada, sino que vio "incumplidas las expectativas que la demandante generó y en razón de las cuales se adjudicó la concesión".

La empresa adujo en el recurso que se vio obligada a tratar en la planta un volumen de rechazos mucho mayor del calculado inicialmente y responsabilizaba al Concello de ese sobrecoste, aunque el director de Medio Ambiente en la época de la adjudicación, Fernando Roade, declaró ante el juez que el pliego de condiciones del concurso ganado por Albada "no contemplaba ni siquiera una horquilla sobre un posible escenario de porcentaje de rechazos". Ese documento, por el contrario, establecía que cada licitador debería realizar un estudio sobre la generación de residuos en la ciudad, así como un plan para su tratamiento.

También menciona la sentencia que las pruebas testificales y periciales efectuadas revelan que el porcentaje de residuos rechazados en toda España "es muy similar al que se produce en A Coruña", así como que los documentos aportados por la empresa "ninguna razón dan de una información errónea o engañosa por parte de la Administración demandada". Para el juez, Albada realizó la oferta con la que ganó el concurso con una previsión de rechazos "demasiado optimista" y que no se produjo "engaño o información errónea".

Las declaraciones efectuadas por los peritos revelaron, según la sentencia, que la empresa diseñó la planta de Nostián "bajo unas hipótesis ideales que no corresponden con una realidad alcanzable", y no solo en 1997, el año de adjudicación de la concesión, sino incluso en la actualidad, en comparación con instalaciones similares en otras localidades españolas.

El fallo judicial pone de relieve que Albada "silencia en parte" y "excluye" como causa de su desequilibrio económico los problemas surgidos con los biodigestores y la explosión sufrida por uno de ellos, que incluso motivaron reclamaciones entre los dos socios de la compañía. Para el juzgado, el mal funcionamiento de esos equipos "no guarda relación alguna" con la calidad de los residuos orgánicos introducidos, sino "con la falta de experiencia en el diseño de los mismos".