Los vecinos de O Castrillón no empezarán a ver a los obreros trabajando en la nueva piscina del barrio hasta 2018. Así lo confirmó ayer el concejal de Culturas, José Manuel Sande, en el Dillo ti, el programa de encuentros con los vecinos que el Gobierno local celebra mensualmente y que ayer se desplazó hasta el centro cívico de O Castrillón.

La apertura de la nueva piscina se erigió como una de las principales preocupaciones de los ciudadanos que asistieron. El concejal informó de que el contrato de la obra está todavía en fase de redacción y que los trabajos saldrán a concurso este año. Hasta el año que viene no se conocerá el nombre de la empresa adjudicataria que será la responsable de comenzar las obras.

El Gobierno defendió su apuesta por pasar del modelo de gestión privada del equipamiento que había concebido el PP a un modelo de gestión pública. "Creemos que no debe hacerse negocio con la gestión pública", señaló el edil de Culturas, José Manuel Sande. Aunque el proyecto tenía previsto realizarse con cargo a los fondos de la Empresa Municipal de Vivienda (Emvsa), la incapacidad económica del organismos ha llevado al Gobierno a pasar la obra a manos de la Concejalía de Culturas, Deporte e Coñecemento.

Algunos vecinos, molestos con el anuncio de que las obras no comenzarían hasta 2018, urgieron al Ejecutivo municipal a hacer realidad este proyecto, una de las reclamaciones históricas del barrio, antes de que finalice este mandato.

La sesión de Dillo Ti de ayer fue una de las más encendidas desde que el Ejecutivo municipal puso este programa en marcha. Lo reconocía la mediadora de estas sesiones y el propio alcalde, Xulio Ferreiro. "Está siendo un Dillo ti con mucha temperatura, vamos a intentar calmarnos", pedía el regidor en medio del encuentro.

Muchas de las intervenciones pusieron el foco en problemas cotidianos del barrio relacionados con la accesibilidad de algunas calles, con los problemas causados por el aparcamiento indebido de los conductores o por la estrechez de algunas aceras, como uno de los tramos de la calle Montes. También hubo alertas sobre algunos "puntos negros" de la zona, como el cruce en la calle Casanova de Eirís con la calle Bergondo, donde un vecino alertó que ya se han registrado varios casos de atropello y colisiones.

La presencia de solares abandonados fue otra de las quejas recurrentes, por la maleza acumulada y por la presencia de gatos y hasta ratas. El Gobierno local se comprometió a intervenir en aquellas zonas que fuesen de competencia municipal pero informó de que su margen de actuación es casi nulo en aquellos terrenos donde las competencias corresponde a los promotores y propietarios privados.