La concentración de público en competiciones o espectáculos deportivos, actividades recreativas o actos festivos exige una rigurosa y muy bien planificada organización de las medidas y acciones de seguridad para responder ante cualquier emergencia o situación de riesgo. Se encargan de ello en la ciudad la Policía Nacional, la Policía Local, Bomberos y Protección Civil. Unos 700 efectivos dedicados a la prevención de incidencias y peligros, cada cuerpo con sus cometidos específicos y todos necesariamente coordinados.

Intervienen además los dispositivos sanitarios, como la Cruz Roja o el Servicio de Urgencias y Emergencias Sanitarias (061), contratados por los organizadores de partidos, torneos, cabalgatas, desfiles, ferias, conciertos y espectáculos culturales, tanto en el interior de un recinto como al aire libre.

Los cuerpos de seguridad nacional y locales cubren estos actos con dispositivos preparados generalmente bajo las mismas pautas de organización y operatividad. Lo que varía es el número de agentes, operarios y voluntarios desplazados a cada lugar según la importancia de un partido o competición, la presencia de autoridades en las mismas, la afluencia de público prevista por la expectación causada por un artista o un espectáculo o el riesgo que entraña esa numerosa concentración de gente. No es lo mismo que el Deportivo reciba al Alavés en Riazor que al Celta, cita que suele duplicar la distribución del personal de seguridad. Tampoco se controla igual el concierto de una celebridad en el Coliseum o en la plaza de María Pita en las fiestas del verano que otro de un músico menos conocido en espacios cerrados o abiertos más pequeños.

Cada guardián de la integridad de los ciudadanos en un acto masivo debe desempeñar sus funciones de acuerdo con la normativa sobre seguridad en los eventos deportivos y espectáculos públicos, que es muy amplia. Si se diferenciase la regulación, habría una legislación relacionada con la edificación y las condiciones de las instalaciones donde se celebran los actos, otra sobre su autorización y celebración, otra sobre protección civil, emergencias y planes de autoprotección -sistemas de acciones y medidas para prevenir riesgos con los que cuentan, o deben contar, casi 180 edificios o lugares de la ciudad-, otra sobre el deporte y el tipo de espectáculo y las ordenanzas y normativas de ámbito local.

En general, teniendo en cuenta que varían los actos o espectáculos y el público que congregan, la Policía Nacional moviliza a sus agentes antidisturbios de la Unidad de Intervención Policial (UIP) y a los de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR), con 140 y 25 efectivos en base en la ciudad respectivamente. Su presencia se nota en los partidos del Deportivo en Riazor, con unos 30 policías habitualmente, que se multiplican por tres o por cinco si son declarados de riesgo o alto riesgo. En conciertos con más de 5.000 personas intervienen con una o dos patrullas en el exterior de recintos o zonas acotadas con seguimientos y controles para evitar altercados o peleas y mantener el orden público. En desfiles, cabalgatas y carreras populares el 091 distribuye entre 20 y 30 agentes, algunos de paisano para vigilar delitos como hurtos, y en los últimos años volcados en la prevención de acciones terroristas tras las tragedias ocurridas en grandes ciudades como Niza o Berlín, que han elevado el nivel de alerta antiterrorista en el país.

La Policía Local concentra prácticamente todas sus tareas de seguridad en el control del tráfico para intentar armonizar la convivencia entre peatones y vehículos en torno a actos masivos. La distribución de su personal en estas situaciones varía en función de la magnitud del espectáculo o de la concentración de público en la calle. En grandes conciertos, partidos de fútbol, carreras populares o maratones y desfiles se movilizan más de una decena de agentes en patrullas.

Protección Civil, con una plantilla de unos 80 voluntarios, envía de forma habitual a un par de funcionarios a cada acto para la coordinación del trabajo de entre 15 y 20 efectivos. Su misión principal es evitar aglomeraciones e incidencias que perturben el desarrollo de una actividad (conciertos, competiciones deportivas, la noche de San Juan en las playas) y garantizar que, llegado el caso, se puedan realizar evacuaciones de público a través de vías de acceso y salida despejadas.

Los bomberos diseñan intervenciones preventivas -alrededor de 60 al año- según los riesgos de cada actividad y requieren un exhaustivo análisis de los peligros posibles y de las características de las instalaciones o entornos. Sus retenes suelen ubicarse junto a las tomas de enganche de agua, con los efectivos distribuidos por parejas a ambos lados de un escenario o en los extremos de un recinto. Lo normal es que se desplacen a cada acto cinco o seis bomberos en un vehículo, generalmente una bomba urbana pesada o bup, para controlar instalaciones eléctricas y dar respuestas rápidas a posibles fuegos o desprendimientos de estructuras. Cuando lo que se celebra es un concierto masivo o un espectáculo con pirotecnia o la noche de San Juan son necesarios más operarios y coches.

Cruz Roja, a través de un convenio con el Ayuntamiento, desplaza una unidad o puesto a cada acto masivo o espectáculo, si bien los organizadores pueden reclamar la presencia de otros servicios sanitarios. Interviene con más o menos personal según la importancia del evento o el tipo de actuación o actividad. Lo habitual es que entre los jefes de servicio y el coordinador diseñen la operatividad concreta con la movilización de puestos de primeros auxilios formados por un jefe de equipo y un mínimo de tres socorristas. Para un gran concierto o un partido o competición de mayor relevancia Cruz Roja incorpora a un enfermero, un médico, un voluntario de comunicaciones y técnicos de ambulancia.

La reorganización de los turnos de trabajo y las bajas por jubilación o puestos sin cubrir en las plantillas del 091 y 092 condicionan en ocasiones la configuración de las unidades de prevención y seguridad ciudadana. La Nacional cuenta en la ciudad con unos 165 efectivos entre UIP y UPR, un nivel que fuentes policiales consideran insuficiente, al estimar necesaria la presencia de unos 25 más. La Local distribuye las funciones preventivas entre gran parte de su personal, 360 agentes, para cubrir los cometidos según la disponibilidad de policías. Un centenar de bomberos, algo menos que los que indica la Relación de Puestos de Trabajo, están dispuestos para intervenir. Al igual que los 80 voluntarios de Protección Civil. La Cruz Roja tiene en la provincia 430 voluntarios y voluntarias en activo en el departamento de socorros y emergencias.