Un empleado del Deportivo evitó ayer al entrenador del Barcelona, Luis Enrique, un posible apuro intestinal al desaconsejarle beber de una botella de agua promocional de la sala de prensa. El míster de los catalanes tenía intención de abrir el recipiente de plástico, del que se desconoce los meses que lleva ahí sin renovarse al tratarse de un simple elemento de atrezzo para las ruedas de prensa. Ante las dudas sobre el estado del agua, los empleados del Deportivo trajeron una nueva botella, con lo que ahorraron pasar un mal trago al entrenador del Barcelona. La derrota 2-1 frente a los blanquiazules ya fue suficiente.