El Juzgado de lo Penal número 2 de A Coruña celebrará hoy el juicio contra un sospechoso de lanzar una taza con agua hirviendo contra la cabeza de un hombre, al que después acuchilló en el interior de un bar. Los hechos, según indica la Fiscalía en su escrito de calificación, sucedieron el 6 de junio del año pasado sobre las 15.30 horas, cuando la víctima acudió con su compañera sentimental, que trabajaba en el establecimiento, a reclamar que le abonasen el finiquito porque se negaba a seguir trabajando "en las condiciones en las que estaba". La empleada testificó que había denunciado su situación ante Inspección del Trabajo, pero que hicieron caso omiso, por lo que había decidido dejar el empleo.

La mujer comenzó a discutir con su jefe, propietario del bar y suegro del procesado, porque se negaba a pagarle la cantidad que reclamaba. Durante la disputa, el imputado, que tenía 22 años, arrojó una taza con agua caliente contra el novio de la empleada. El líquido le alcanzó la cabeza. El resto de personas que estaban presentes intentaron calmar al sospechoso, según señala el Ministerio público, y lo enviaron hacia la cocina. El acusado, sin embargo, logró esquivarlos y salió de allí rápidamente con un cuchillo "de grandes dimensiones" en la mano y le cortó varias veces en el brazo derecho a la víctima, quien se cayó al suelo cuando trataba de defenderse de la agresión.

El imputado continuó acuchillándolo, mientras el afectado intentaba defenderse con un taburete. Durante la trifulca el mobiliario del negocio sufrió daños. El joven no cesó de propinarle golpes hasta que los clientes del establecimiento consiguieron retenerlo. Los agentes que se desplazaron al lugar de los hechos lo detuvieron e ingresó en prisión provisional tras prestar declaración en el juzgado de guardia. El acusado permanece desde entonces en la cárcel a la espera del juicio, que se celebrará hoy.

La Fiscalía demanda en su escrito de calificación que el sospechoso sea condenado a cinco años de cárcel por cometer un delito de lesiones agravadas. La víctima, que tenía 34 años, necesitó asistencia médica para curar de las heridas y como secuelas le quedaron cicatrices en la cabeza y, sobre todo, en el brazo derecho. Además, el Ministerio público reclama al juez que le imponga la prohibición de comunicarse y aproximarse a menos de 300 metros del afectado durante seis años. El imputado tiene antecedentes penales, pero no computables a efectos de reincidencia.

La acusación particular, ejercida por la víctima, exige la misma al magistrado que lo sentencie a la misma pena de prisión y subraya que el hombre está a tratamiento psiquiátrico "como consecuencia del trauma sufrido" tras la agresión. El perjudicado no compareció cuando fue citado por el médico forense para examinar sus heridas y las secuelas que le restan, por lo que ni el Ministerio fiscal ni la acusación particular pudieron determinar en sus informes la indemnización que creen que debe percibir. Ambos solicitarán al finalizar la vista oral que el joven indemnice a la víctima en concepto de responsabilidad civil por los daños y perjuicios sufridos, así como por los días de sanidad e incapacidad y las secuelas que le quedan en la cabeza y en el brazo derecho.