La Xunta y la empresa Gaia negocian desde el comienzo del año la liquidación de la concesión de los tres complejos polideportivos que la administración gallega tiene en la ciudad, los de Elviña, A Sardiñeira y Agra do Orzán. "No es posible otro escenario y las conversaciones van por buen camino. Esperamos una solución en breve", admiten distintas fuentes de la negociación tras más de tres años de conflicto entre Fundación Deporte Galego y la concesionaria por la gestión de los recintos. De alcanzarse la solución deseada, las instalaciones necesitarían un nuevo gestor y la Xunta y el Concello ya han hablado -sin ir más lejos en una reunión esta semana- de la posibilidad de un traspaso para que la concesión caiga en manos municipales.

El asunto se enfoca a medio plazo, reconocen fuentes del Gobierno local, después de que el hasta el año pasado secretario xeral para o Deporte, José Ramón Lete, ofreciese al Ayuntamiento la administración de los tres complejos. Por un lado hay que esperar a que se resuelvan las cuestiones relacionadas con el fin de la concesión a Gaia, entre ellas el futuro de los trabajadores. Por otro, el Ejecutivo de Marea, una vez superados los trámites anteriores, deberá pronunciarse sobre sus intereses en los recintos de la Xunta, ya que estudia más de una colaboración con el Gobierno gallego en materia de deportes y también ha manifestado su disposición a asumir la administración de instalaciones deportivas nuevas.

La concesión de Gaia no finaliza hasta 2027, aunque la rescisión del contrato ya la intentó ejecutar a mediados de 2014 Fundación Deporte Galego, organismo dependiente de Presidencia. Entonces la gestión de los polideportivos -de los que hacen uso unos 10.000 abonados según la gestora y 17.000 según la Xunta-, pasaba por una situación delicada, con sucesión de desperfectos en las tres instalaciones y riesgos para la seguridad, acusaciones de incumplimientos de contrato entre la empresa y la Xunta que derivaron en cuatro causas judiciales y despidos en la plantilla; de hecho se llegó a convocar una huelga parcial del personal que duró veinte días.

En ese clima de tensión, la empresa mantuvo su actividad en los tres recintos al no haber un nuevo adjudicatario y no haberse emitido sentencias firmes respecto a los pleitos abiertos por el impago del canon por parte de Gaia (2,5 millones de euros), el deficiente mantenimiento de las instalaciones, el impedimento del acceso gratuito a los complejos de determinados colectivos y presuntos errores al contabilizar abonados. Con el paso del tiempo llegaron los fallos judiciales, que unos casos favorecieron a Fundación Deporte Galego y en otros a la firma concesionaria; todos se apelaron.

Fuentes consultadas por este diario admiten que la negociación entre la Xunta y Gaia se encuentra en una fase muy avanzada, con los importes pendientes sobre la mesa. Si las partes llegan a un acuerdo para resolver la concesión, habría que volver a licitar el contrato, aunque en principio sería Gaia la que seguiría como responsable mientras no hubiera nuevo adjudicatario. ¿El Concello? La cuestión también está encima de la mesa y hay que estudiarla.

La incierta situación judicial por la que ha pasado en estos tres años la gestión de los complejos del Agra, Elviña y A Sardiñeira ha impedido llevar a cabo las reformas y mejoras en las instalaciones reclamadas por los usuarios. Fundación Deporte Galego avanzó el verano pasado, a menos de dos meses de las elecciones autonómicas, que los recintos iban a ser sometidos a obras. Su plan pasaba por cambiar o reparar cubiertas y anclajes, reemplazar maquinaria antigua, revisar departamentos y sistemas de seguridad y sobre todo revestir estructuras como columnas y pilares.

Algunos trabajos ya se han realizado, como la reparación del tejado de Elviña, el saneamiento de parte de su estructura para evitar humedades y el refuerzo de los pilares de los tres centros, aseguran desde la Xunta. Pero "aún falta mucho por hacer", como la revisión de los pabellones y las piscinas, la climatización de instalaciones y el cambio de las demás cubiertas.